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Excelentísimo Dr. Vandercraum
3 participantes
Página 1 de 1.
Excelentísimo Dr. Vandercraum
Este es un proyecto de gore que he creado, depende del exito que tenga me planteare iniciar un fic sobre esto, mientras lo tomare como un simple oneshot capaz de tener una continuación, la trama sería simple, en cada episodio un nuevo y apasionante experimento que trataré de reflejar con todo lujo de detalles, espero que os guste, comentad please ^^
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Doctor Phideas Vandercraum… experto biólogo, médico, teólogo y científico en general, una de las mentes más privilegiadas del siglo… ese era yo.
El café de aquella mañana no lograba despertarme más de lo que ya estaba, el sol iluminaba tenuemente el triste salón-comedor a través de las cortinas y un finísimo rayo de sol se colaba entre ellas dejando ver en el aire los ácaros que flotaban en él. Mis ojos estaban fijos en el periódico de ayer, desapariciones, niños, ancianos, hombres, mujeres… muchas desapariciones desde hacía un par de días en el pueblo cercano a donde el vivía. Pasó la página del periódico, ignorando por completo las líneas que hablaban de los monstruos y los fantasmas… todos eran unos paletos ignorantes que no sabían nada fuera de cómo cultivar una col y de sus estúpidos cuentos populares para asustar a los niños.
Doblé el periódico mientras afinaba el oído, los graznidos de los cuervos me llegaban desde el patio interior dándome a entender de que tenían hambre, era cierto, me había retrasado aquel día con darles la comida. Me levanté de la mesa dejando a medias el café y me dirigí hacia una de las esquinas de la habitación donde había una recia estantería de caoba. Empujé la estantería unos centímetros y me agache mientras introducía los dedos entre dos listones de madera del suelo, un tirón y levanté una tapa que descubría unas escaleras de mano que descendían. Bajé por aquel lugar como había hecho todos los días anteriores y una vez abajo encendí un interruptor que iluminaría, una amplia sala cuadrada, dispuesta con varias mesas cubiertas por sábanas blancas, las bombillas blancas le daban un aspecto tenebroso a aquella habitación que parecía la consulta de un forense.
De un perchero colocado a la entrada de aquel lugar cogí una larga bata blanca que me puse y un pañuelo para mi pelo ceniza que oculte. Caminé hacia la mesa centras mientras arrastraba tras de mi una carretilla tapada igualmente con una sábana blanca, las ruedas chirriaban y cada vez que pasaba por al lado de una de las mesas me parecía oír respiraciones y sollozos. Mis ojos cenicientos se detendrían al mismo tiempo que mi cuerpo sobre una de las últimas mesas. Suavemente retiraría la mesa para revelar el cuerpo desnudo de un anciano, estaba atado completamente y amordazado de tal manera de que ni uno solo de sus músculos pudiera moverse, el olor a excrementos y orines me revelaron que ya había hecho sus necesidades o el miedo se las había provocado, al menos había sido lo suficientemente amable como para dejarle un agujero a la altura de sus nalgas y debajo una gran letrina, así al menos no tendría que convivir con sus excrementos mientras duraran sus últimas horas de vida. Los ojos del anciano se volvieron hacia mi, miedo, súplica, aquel montón de sentimientos tan intensos no eran importantes, a mi me interesaba algo más profundo y al igual que había comprobado en otros especímenes de su edad aquello no me importaba en lo más absoluto, así que ignore aquel mensaje que trataba de transmitirme en silencio.
Dándole la espalda descubrí la carretilla dejando a la vista un mueble con ruedas con diversos cajones, me agazape para ver mejor cual era el cajón que estaba buscando y lo abrí dejando a la vista una amplia gama de cuchillos, cogí un grande y rectangular similar al que usaban los carniceros. Me gire mientras empuñaba el artilugio y observé a aquel anciano de nuevo, a los cuervos les gustaba más la carne fresca y más jugosa pero no pensaba sacrificar a mis especímenes más jóvenes para alimentar a unos pájaros. Mi mano desnuda agarró con fuerza al anciano por el antebrazo y alcé la mano derecha que empuñaba el arma blanca, bajó mis dedos notaba los músculos del hombre tensándose buscando una forma de liberarse de sus ataduras, inútilmente por supuesto. El cuchillo descendió con fuerza y partió piel, carne, músculo, tendones y toco el hueso, la sangre saltó con el primero impacto manchando la bata blanca y comenzó a manar de la herida, dos, tres, cuatro veces más cayó el arma hasta que logro partir el hueso y separar por fin el brazo del resto del cuerpo, el anciano había perdido la consciencia cuando el hueso había cedido y los espasmos de dolor ya se habían calmado, la sangre caía por los bordes de la mesa como pequeñas cascadas carmesí. Bordeé la mesa hasta llegar al segundo brazo y repetí el proceso, el anciano despertó de nuevo gritando pero la mordaza ahogaba los gritos y finalmente, con unos temblores el anciano perdió la vida. La sangre inundaba la mesa y el suelo, una nueva mancha que nadie limpiaría. Caminé hacia una esquina del cuarto con el cuchillo todavía en la mano, cogí un taburete y lo arrastré pesadamente hasta la mesa. Dejé el cuchillo y pulsé un botón bajo la mesa, introduciendo de lleno la mano bajo la cascada de sangré, no me importó mancharme la mano y toda la manga, del techo, con un chirrido metálico descendieron unas cadenas, una para cada mesa, até las cadenas alrededor de los pies del muerto y pulsé de nuevo el botón dejando que el cadáver se elevara colgando de los pies y quedando boca abajo, de los muñones colgantes aun caía suficiente sangre como para que el rojo se volviera el color principal de la escena, pero todavía no había acabado. Abrí de nuevo uno de los cajones mientras del interior extraje un cuchillo, esta vez más pequeño, lo había comprado en una tienda de caza, perfecto para desollar. El trabajo fue duro, pero no era la primera vez que lo realizaba, con la ayuda del taburete realicé varios cortes a lo largo del anciano y con el gancho que el cuchillo tenía separe la piel de la carne a tirones dejando a la vista la carne y el músculo, un espectáculo digno de una película de Tarantino. Un cuchillo más largo fue mi siguiente herramienta, había tardado mucho tiempo en desollar y los cuervos estarían impacientes, introduje el cuchillo en la zona superior a la pelvis y corte la carne hasta el esternón, abrí la herida mientras me ayudaba de la otra mano para tirar las tripas fueras que luego empuje al mismo agujero que la letrina, sangre y vísceras, asqueroso espectáculo, con el mismo cuchillo comencé a cortar largas tiras de carne lentamente, mis queridos pájaros negros estaban hambrientos.
Abrí la puerta que daba al patio interior, en la mano izquierda llevaba un gran cubo metálico lleno de trozos de carne cruda, la sangre cubría la mitad del cubo. Caminé hacia el centro del patio mientras decenas de cuervos me observaban con impaciencia, alcancé por fin la mancha que había en el centro del patio y arrojé la carne a mis pies, decenas de alas negras batieron el vuelo hacia la comida, los cuervos devoraron con ansiedad la carne, peleándose por los trozos más grandes. Sonreí al verlos comer, tenía el resto de carne para que pudieran cenar pero aquella imagen me trajo algo a la mente… no había dado de comer a mis especímenes. Les dí la espalda mientras volvía al interior de la casa a paso lento, mis ojos cansados demostraban cierta expectación frente a los planes que me esperaban, mi investigación tendría un buen final.
Soy el Doctor Phideas Vandercraum y demostraré que el alma humana tiene presencia física, mañana iniciaré el experimento con el sujeto 1, debo preparar el laboratorio.
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Doctor Phideas Vandercraum… experto biólogo, médico, teólogo y científico en general, una de las mentes más privilegiadas del siglo… ese era yo.
El café de aquella mañana no lograba despertarme más de lo que ya estaba, el sol iluminaba tenuemente el triste salón-comedor a través de las cortinas y un finísimo rayo de sol se colaba entre ellas dejando ver en el aire los ácaros que flotaban en él. Mis ojos estaban fijos en el periódico de ayer, desapariciones, niños, ancianos, hombres, mujeres… muchas desapariciones desde hacía un par de días en el pueblo cercano a donde el vivía. Pasó la página del periódico, ignorando por completo las líneas que hablaban de los monstruos y los fantasmas… todos eran unos paletos ignorantes que no sabían nada fuera de cómo cultivar una col y de sus estúpidos cuentos populares para asustar a los niños.
Doblé el periódico mientras afinaba el oído, los graznidos de los cuervos me llegaban desde el patio interior dándome a entender de que tenían hambre, era cierto, me había retrasado aquel día con darles la comida. Me levanté de la mesa dejando a medias el café y me dirigí hacia una de las esquinas de la habitación donde había una recia estantería de caoba. Empujé la estantería unos centímetros y me agache mientras introducía los dedos entre dos listones de madera del suelo, un tirón y levanté una tapa que descubría unas escaleras de mano que descendían. Bajé por aquel lugar como había hecho todos los días anteriores y una vez abajo encendí un interruptor que iluminaría, una amplia sala cuadrada, dispuesta con varias mesas cubiertas por sábanas blancas, las bombillas blancas le daban un aspecto tenebroso a aquella habitación que parecía la consulta de un forense.
De un perchero colocado a la entrada de aquel lugar cogí una larga bata blanca que me puse y un pañuelo para mi pelo ceniza que oculte. Caminé hacia la mesa centras mientras arrastraba tras de mi una carretilla tapada igualmente con una sábana blanca, las ruedas chirriaban y cada vez que pasaba por al lado de una de las mesas me parecía oír respiraciones y sollozos. Mis ojos cenicientos se detendrían al mismo tiempo que mi cuerpo sobre una de las últimas mesas. Suavemente retiraría la mesa para revelar el cuerpo desnudo de un anciano, estaba atado completamente y amordazado de tal manera de que ni uno solo de sus músculos pudiera moverse, el olor a excrementos y orines me revelaron que ya había hecho sus necesidades o el miedo se las había provocado, al menos había sido lo suficientemente amable como para dejarle un agujero a la altura de sus nalgas y debajo una gran letrina, así al menos no tendría que convivir con sus excrementos mientras duraran sus últimas horas de vida. Los ojos del anciano se volvieron hacia mi, miedo, súplica, aquel montón de sentimientos tan intensos no eran importantes, a mi me interesaba algo más profundo y al igual que había comprobado en otros especímenes de su edad aquello no me importaba en lo más absoluto, así que ignore aquel mensaje que trataba de transmitirme en silencio.
Dándole la espalda descubrí la carretilla dejando a la vista un mueble con ruedas con diversos cajones, me agazape para ver mejor cual era el cajón que estaba buscando y lo abrí dejando a la vista una amplia gama de cuchillos, cogí un grande y rectangular similar al que usaban los carniceros. Me gire mientras empuñaba el artilugio y observé a aquel anciano de nuevo, a los cuervos les gustaba más la carne fresca y más jugosa pero no pensaba sacrificar a mis especímenes más jóvenes para alimentar a unos pájaros. Mi mano desnuda agarró con fuerza al anciano por el antebrazo y alcé la mano derecha que empuñaba el arma blanca, bajó mis dedos notaba los músculos del hombre tensándose buscando una forma de liberarse de sus ataduras, inútilmente por supuesto. El cuchillo descendió con fuerza y partió piel, carne, músculo, tendones y toco el hueso, la sangre saltó con el primero impacto manchando la bata blanca y comenzó a manar de la herida, dos, tres, cuatro veces más cayó el arma hasta que logro partir el hueso y separar por fin el brazo del resto del cuerpo, el anciano había perdido la consciencia cuando el hueso había cedido y los espasmos de dolor ya se habían calmado, la sangre caía por los bordes de la mesa como pequeñas cascadas carmesí. Bordeé la mesa hasta llegar al segundo brazo y repetí el proceso, el anciano despertó de nuevo gritando pero la mordaza ahogaba los gritos y finalmente, con unos temblores el anciano perdió la vida. La sangre inundaba la mesa y el suelo, una nueva mancha que nadie limpiaría. Caminé hacia una esquina del cuarto con el cuchillo todavía en la mano, cogí un taburete y lo arrastré pesadamente hasta la mesa. Dejé el cuchillo y pulsé un botón bajo la mesa, introduciendo de lleno la mano bajo la cascada de sangré, no me importó mancharme la mano y toda la manga, del techo, con un chirrido metálico descendieron unas cadenas, una para cada mesa, até las cadenas alrededor de los pies del muerto y pulsé de nuevo el botón dejando que el cadáver se elevara colgando de los pies y quedando boca abajo, de los muñones colgantes aun caía suficiente sangre como para que el rojo se volviera el color principal de la escena, pero todavía no había acabado. Abrí de nuevo uno de los cajones mientras del interior extraje un cuchillo, esta vez más pequeño, lo había comprado en una tienda de caza, perfecto para desollar. El trabajo fue duro, pero no era la primera vez que lo realizaba, con la ayuda del taburete realicé varios cortes a lo largo del anciano y con el gancho que el cuchillo tenía separe la piel de la carne a tirones dejando a la vista la carne y el músculo, un espectáculo digno de una película de Tarantino. Un cuchillo más largo fue mi siguiente herramienta, había tardado mucho tiempo en desollar y los cuervos estarían impacientes, introduje el cuchillo en la zona superior a la pelvis y corte la carne hasta el esternón, abrí la herida mientras me ayudaba de la otra mano para tirar las tripas fueras que luego empuje al mismo agujero que la letrina, sangre y vísceras, asqueroso espectáculo, con el mismo cuchillo comencé a cortar largas tiras de carne lentamente, mis queridos pájaros negros estaban hambrientos.
Abrí la puerta que daba al patio interior, en la mano izquierda llevaba un gran cubo metálico lleno de trozos de carne cruda, la sangre cubría la mitad del cubo. Caminé hacia el centro del patio mientras decenas de cuervos me observaban con impaciencia, alcancé por fin la mancha que había en el centro del patio y arrojé la carne a mis pies, decenas de alas negras batieron el vuelo hacia la comida, los cuervos devoraron con ansiedad la carne, peleándose por los trozos más grandes. Sonreí al verlos comer, tenía el resto de carne para que pudieran cenar pero aquella imagen me trajo algo a la mente… no había dado de comer a mis especímenes. Les dí la espalda mientras volvía al interior de la casa a paso lento, mis ojos cansados demostraban cierta expectación frente a los planes que me esperaban, mi investigación tendría un buen final.
Soy el Doctor Phideas Vandercraum y demostraré que el alma humana tiene presencia física, mañana iniciaré el experimento con el sujeto 1, debo preparar el laboratorio.
Maseru- Caballero
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Edad : 30
Localización : Alicante, España
Re: Excelentísimo Dr. Vandercraum
Interesante histotis tienes aqui, con tan buena readaccion y trama seguro es un excito e.e
Antihero- Sayayin
-
Mensajes : 454
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Edad : 29
Localización : Argentina
mm...
tortura, sangre, misterio una buena historia gore, solo me gustaria que las muertes fueran un poco mas crueles o detallar mas el sufrimiento pues por lo menos en mi punto de vista eso le da mas interes a la historia que en este caso es gore. Espero el proximo de seguro concuerdo con antihero será un exito, te dejo un
Nhamelex 3 "Reto Tokio"- Sayayin
-
Mensajes : 441
Fecha de inscripción : 29/01/2012
Edad : 28
Localización : Mexico
Hoja de personaje
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Re: Excelentísimo Dr. Vandercraum
Nhamelex escribió:tortura, sangre, misterio una buena historia gore, solo me gustaria que las muertes fueran un poco mas crueles o detallar mas el sufrimiento pues por lo menos en mi punto de vista eso le da mas interes a la historia que en este caso es gore. Espero el proximo de seguro concuerdo con antihero será un exito, te dejo un
Lo se, tal vez debí centrarme mas en ese aspecto pero esto era solo una toma de contacto para ver si tenía éxito y comenzaba a escribirlo del todo xDD intentare mejorar ese aspecto para el siguiente y sacare a relucir la parte mas oscura de mi mente. Gracias por leer xD
Maseru- Caballero
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Edad : 30
Localización : Alicante, España
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Jue Jun 29, 2023 10:59 am por Admin
» No pensé que volvería a publicar algo aquí
Sáb Jun 11, 2022 7:19 am por chicoanime
» Bueno, aquí vamos otra vez.
Sáb Jun 11, 2022 6:59 am por chicoanime
» Un mensaje nostalgico desde el futuro
Dom Feb 27, 2022 5:56 pm por Haruna-Neko
» Miedo Rojo (One-Shot)
Mar Mayo 19, 2020 12:19 pm por Berseker
» perdonen la ausencia e andado enfermo
Dom Mayo 17, 2020 5:43 pm por Berseker
» Me gustaría saber sobre otros sitios
Mar Jul 15, 2014 6:40 am por Latinjack
» WWW. Beggining 1
Mar Jul 15, 2014 4:41 am por Latinjack
» Hola a todos :)
Jue Jul 10, 2014 3:13 pm por raizo