You'll have to let it go... - III

27 de setiembre / 11:54 pm
Emilia estaba escribiendo en su ordenador portátil cuando oyó que su ventana había sido golpeada. Al darse media vuelta, vio como la escena se repetía; alguien estaba golpeando su ventana con piedras pequeñas para llamarle la atención. Al abrir la ventana, vio a Jeff con un puñado de piedras en la mano, mirándola.
– Vas a tener que pagarme un cristal nuevo como sigas así – dijo Emilia.
– Ya, claro – le respondió él, riéndose. – Vístete y baja. Vamos a dar una vuelta.
– ¿A estas horas?
– ¿Vas decirme tú cuando es tarde y cuando no lo es? Eres tú la que se pasa toda la noche despierta enganchada al ordenador.
Emilia se vistió lo más rápido que pudo. Cuando volvió a asomarse por la ventana, vio a Jeff sonriendo.
– ¡Salta! Yo te cojo – gritó Jeff.
– ¿Estás loco?
– Todos lo estamos.
Emilia cogió aire y saltó por la ventana. Jeff consiguió cogerla, pero cayó al suelo con la chica en sus brazos. Ambos rieron durante un buen rato antes de levantarse. Jeff ayudó a Emilia a ponerse de pie y entonces empezaron a andar hacia ninguna parte.
Aquel largo paseo les llevó hasta el bosque que se encontraba a las afueras de la ciudad. Emilia y Jeff se sentaron bajo un árbol que destacaba sobre el resto por su tamaño y entonces él explicó el motivo por el cual había decidido ir a buscarla.
– Quería verte, Emilia.
– ¿Qué sucede?
– Esta semana ha sido de las peores de mi vida, creo que ya sabes el por qué. Pero aun así, tú has estado a mí lado durante todos estos días. Quería darte las gracias por ello.
Emilia no sabía como sentirse en aquel momento, pues tal y como le había dicho días atrás, Jeff había sido una de las pocas personas que se había interesado en conocerla, y eso se lo agradecía mucho.
– Jeff... – susurró ella.
– ¿Sí?
– ¿Crees que existe la posibilidad de que este mundo sea un poco más justo cuando ya no estemos aquí?
– ¿A que viene esa pregunta? – preguntó Jeff extrañado.
– A ambos nos han pasado cosas injustas, y las soluciones a esas injusticias han sido aun más injustas que las mismas injusticias en sí...
– Espera, espera... Me he perdido. ¿Podrías hacer un resumen para idotas?
– ¿Por qué todo es tan injusto? – exclamó Emilia.
Jeff miró a Emilia a los ojos. Puso su mano helada sobre la de la chica y entonces dio su respuesta.
– Entiendo que puedas creer que fue una injusticia que nadie hubiese detenido a Randy por lo que te hizo o por lo que casi nos hizo a mí y a Liu, pero no todo es injusto en este mundo. El tiempo lo pone todo en su lugar; es tan solo cuestión de esperar.
– ¿Cuánto más habrá que esperar?
– Eso no importa. Lo mejor es dejar las cosas tal y como están.
Hubo un incómodo silencio tras esas palabras. Emilia bostezó y retomó la conversación de un modo un tanto irónico:
– Ah... ojalá fuese todo tan fácil, Jeff. Me encantaría poder pensar como lo haces tú.
– No es tan difícil.