DEVIL FANTASY

por AL LIRA SAMA Lun Dic 09, 2013 3:11 pm

Harto de no realizar algo productivo, decidió entrar a la biblioteca escolar. Silencio y seriedad; la biblioteca era lo suficientemente grande como para dar la percepción que no había nadie.
Aventurándose a uno de los pasillos; en forma aleatoria, elegiría un libro. Al voltear a ver los estantes observó un libro que tenía toda la indicación de ser antiguo; y justo cuando lo tomó, apareció una presencia que se abalanzó contra él; se veía como en cámara lenta caía el libro, y del impacto, solo alcanzó a ver una cascada de color castaño.
Qué demonios; desde cuando una belleza le tomaba como prisionero y por sobre todo; con la suerte de que ella estaba arriba de él, sujetándole ambas manos al más estilo de lucha grecorromana, y con un tono de arma destructiva, ella se dirigió al chico.
- Tú no necesitas esto.
- ¡Sh¡ Estamos en una biblioteca.
De inmediato ella cambió al modo de susurró con evidente vergüenza de haber exagerado con su voz.
- Tú no necesitas esto, créeme, aléjate de este libro.
- ¿Cómo puede ser un libro algo peligroso?
- ¿Qué? No me digas que no sabes de lo que trata.
Y con evidente pena, el chico confesó su mediocridad.
- ¿Sexo?
Al escuchar estas palabras, la reacción de ella fue lo que todos esperábamos: el tono de la decepción sepulcral.
- Ay no puede ser, otro pervertido más; deberían mandarlos a la hoguera.
Y justo cuando terminó esa línea; el bibliotecario llegó a su localización; y al observar esta escena erótica, o cuando menos así parecía, su deber ético como persona mayor era advertirles sobre un mal destino; y entonces les mencionó.
- Chicos, juego de manos es de villanos ¿Entienden lo que significa?
Esas palabras activaron la erupción volcánica en el rostro de ella, realmente pensé que nacería una nueva isla por el tremendo magma rojizo e incandescente de sus mejillas. Al verse ambos directamente a los ojos, entendieron que estaban en una postura comprometedora, así que se incorporaron de inmediato a una postura que proyectaba “dedicación y estudio”.
- Significa que los malos juegan a las cartas y apuestan dinero; y eso es ilegal.
Vaya cinismo; con un tono de reflexión filosófica, el comentario del supuesto galán intentaba despistar la situación con una supuesta intelectualidad que obviamente no tenía; tanto era así, que la pobre chica llevo su mano derecha a su rostro para realizar un “extreme palm face”
- Qué tonto - ¿No es demasiado obvio decirles quién dijo esas palabras? Bueno; solo diré que ella lo dijo susurrando.
- Lo siento chicos, pero tendrán que acompañarme.
Y así, comenzó la marcha del lamento; como ellos estaban caminando a lado del bibliotecario, ella le susurró de una manera magistral.
- Mira lo que has hecho tonto.
- Lo dice la que se aventó a un desconocido y se puso a gritar.
Decir que ahora estaba más molesta no sería suficiente; ella apretó los puños y le soltó un poderoso izquierdazo que los dientes parecían mentas desalineadas; está está bien, no sucedió eso; pero les juro que así se veía cuando apretó sus puños.
- Igualado - bueno; una dama no podría utilizar la violencia en estas circunstancias, así que comprendamos que toda su furia salió en esa frase.
- Hey, el libro - advirtió él.
- Ah, ¿Dónde quedó?
- Está tirado - Astutamente movió los ojos para darle la dirección en donde se encontraba el libro.
- No alcanzo a verlo - Pensó ella sin decir palabra alguna y continuó
- Dime ¿Está abierto?¡ Rápido¡ ¡Dime¡
Al voltear de nuevo estaba en el justo y preciso momento en donde es indecidible saber, ya no tenía el ángulo adecuado para la visión.
- Sí…No…No sé.
- Bien, es aquí, por favor pasen - El bibliotecario abrió una puerta enorme, ¿Era esto la entrada de tribunal universitario? No podía verse hacia adentro debido a la gran cantidad de luz divina.
Era hora de enfrentar el mazo de la ley; el chico colocó su puño derecho en el corazón, como diciendo “soy un hombre, y los hombres aceptamos nuestras responsabilidades”.
- Les presento al grupo; por favor den la bienvenida a nuestros nuevos miembros  Declaró el bibliotecario.
Cinco parejas sentadas en sus respectivos pupitres; esto solo podía indicar algo, así que el galán le murmuro a ella.
- Oh dios, es el club de los bibliosexosos
Podía jurar que encima de ella, estaba un letrero que decía “pervertida bibliosexosa”.
Con evidente nerviosismo, tartamudeo la asechadora.
- E,e,e,e Esto es un error, yo, yo, yo no debo de estar aquí.