Kokoro no music capitulo 2

por Corayu Sáb Mayo 12, 2012 7:55 am

Amanece un nuevo día. Un pájaro se colocó en mi ventana, cantando alegremente su canto matutino. Me vestí en silencio, mientras los demás dormían. Le pedí ropa auna criada para poder ir en secreto con tranquilidad. Cogí un trapo y en él guardé un poco de pan y queso para los niños.

Al llegar al lugar, el joven ya estaba esperado. Mientras caminabamos, me contó como de mal estaba su hermano menor, y que solo las medicinas podían curarle, pero no tenían dinero suficiente para pagarlas. Era tan triste ver como una criatra tan pequeña y frágil, tenía que pasar por tanto dolor. Al llegar a la casa, todo estaba sucio y desordenado. Las paredes parecían que se iban a derrumbar en cualquier momento. Dos niñas pequeñas se acercaron corriendo al joven, y lo abrazaron con mucho entusiasmo. Estaban contentas de verle. Al fondo, un chico, de unos 2 años menor que yo, empezó a gritar:

-¡Hermanito, está empeorando de nuevo!, ¡corre, ven!.-

Todos empezamos a correr. Al llegar a la habitación, una lágrima no pudo evitar salir de la pena que sentía al ver tal imagen. Un pobre niño, de 5 años, tumbado en el suelo, arropado con un desgastado y sucio trapo que apenas de cubría hasta la cadera. Tenía muy mal aspecto, con una tos seca que retumbava por toda la casa. De repente, me miró con aquellos apagados ojos, mientras cogía con fuerza su pecho por el dolor.

Las niñas se pegaron a mi y con lágrimas en los ojos no dejaban de decir que le salvara. Yo no sabía que hacer, me daba tanta pena ver así a aquel chico. Me acerqué lentamente a él, y cogí su mano con fuerza. Trsite, miré sus ojos, y cerré los mios un instante. En aquel momento, sentí como me transmitía todo su dolor, y comprendí su larga soledad, su lucha por recuperarse y poder ver de nuevo el cielo azul. Sus ojos reflejaban el cansancio de no haber dormido en mucho tiempo. El dolor, no le dejaba dormir nunca, ni moverse, y había perdido la noción del tiempo.

Volví a abrir mis ojos, y con una suave voz, le empezé a cantar una dulce melodia:

Mientras cantaba, él chico empezó a sonreirme con lágrimas en los ojos. -Siempre que estés mal, sostendré tu mano y te ayudaré estés donde estés.- Mientras le apartaba el pelo y le daba un beso en la frente. Poco a poco, fue cerrando sus parpados, hasta quedarse dormido. En ver aquella escenas, los hermanos corrieron a abrazarme, mientras el mayor me miraba asombrado.

Al cabo de un rato, saqué el pan y el queso, y empezaron a comer. Cogían cada bocado, como si fuese el último de su vida. Tenían tanta hambre los pobrecitos. Me daba pena ver aquella situación, porque sabía que yo nunca la había pasado, ni la iba a pasar, pero ellos la viven desde que nacieron hasta que mueran.

En acabar de comer, el jover mayor, me acompañó nuevamente al prado. No dijimos nada por el camino, era como si el silenció nos separará con un muro invisible. Al llegar, nos despedimos, el se inclinó deciendome:

-Estoy muy agradecido por lo que hizo mi señora. Le prometo serle leal siempre.-

-Porfavor no me agradezcas nada, solo hice lo que pude, y ...- Mete la mano en una bolsita y le entrega unas monedas de oro.- Esto es para tu hermano, y para vosotros, cuidaos mucho.-

El joven, se alegró de que su plan haiga salido bien, pero algo en él le decía que estaba mal lo que había hecho. Y decidió devolvermelo.

-Princesa yo ...- Es interrumpido por ella, y no logra darselo.

-¿Podemos ... ser amigos?.-

-S-sí, lo que usted desee princesa.-

-Porfavor, no me llames princesa, a partir de ahora, solo llámame Etsuko, para eso somo amigos, ¿no?.- Dije con una amplia sonrisa.

El chico, al ver la belleza que desprendía la princesa, no pudo evitar sonrojarse.

-Yo soy Daichi, prin.. es decir, Etsuko.

Nuevamente se despidieron, la chica cogió su camino, mientras él, no podía dejar de mirar hacia atrás.

Aquella noche, el chico, volvió a ir a ver a su pequeño hermano. Estaba durmiendo, parecía mucho mejor de lo que nunca antes había estado, como si ... estuviera curado.