Capítulo 9: Nan en acción.

Nan se pasea por la calle con dirección al parque. Pretende encontrarse con Kojiro y detenerle.
-"Nan está en la habitación del Señor Mur. Está sentada delante de del Señor Mur.
-Quiero que mates a Kojiro- ordena el Señor Mur.
El Señor Mur saca una foto de su cajón y se la da a Nan.
-Es este- dice el Señor Mur- suele estar en el parque del centro.
Nan mira atentamente la fotografía y la deja encima del escritorio.
-No te preocupes si no sabes dónde está el parque, te he programado un sistema de orientación.
Nan se queda en silencio y unos segundos después, mira al Señor Mur.
-Padre, ¿de qué armas dispongo para detener al sujeto de nombre Kojiro?- pregunta Nan.
El Señor Mur le enseña a Nan una radiografía de su mecanismo.
-Verás, antes de programarte introduje un chip de control en tu sistema central. Con él puedes controlar unos nanobots que pueden introducirse en cualquier lugar y hacerlo explosionar- contesta el Señor Mur.
Nan se levanta y se acerca al Señor Mur.
-Padre, ¿puede darme un abrazo?- pregunta tímidamente Nan.
El Señor Mur sonríe.
-¡Pues claro, hija!- exclama el Señor Mur.
El Señor Mur abraza y besa a Nan. El Señor Mur y Nan se quedan así durante un largo tiempo.
-Padre, debo irme- dice Nan.
Nan se despide del Señor Mur y se marcha.
-¡Qué tengas suerte!- dice el Señor Mur."- recuerda Nan.
Nan se choca contra unos pandillero.
-¡Hola guapa!- dice un pandillero.
Nan se para en seco.
-¿Quieres pasar un buen rato?- dice el jefe de los pandilleros.
Los demás pandilleros tiran al suelo a Nan y la agarran con fuerza. El jefe de los pandilleros levanta el vestido de Nan. Los pandilleros, ríen sin parar. Los nanobots de Nan se introducen en el interior de los pandilleros.
-La ira de Dios recaerá sobre el mal. ¡Detonación!- grita Nan.
En ese mismo momento, los pandilleros estallan, esparciendo sus entrañas por toda la calle. El corazón del jefe de los pandilleros cae encima de Nan. Nan lo coge, se levanta y lo tira con fuerza al suelo.
-Este mundo no os desea- dice Nan.
Nan pisa el corazón. Este deja de latir. Nan huye de la escena del crimen. Enseguida llega al parque. Nan puede divisar a Kojiro y a Shojiro.
-¿Tú eres Kojiro?- pregunta Nan.
Kojiro se gira y ve Nan. Kojiro dirige una mirada penetrante a Nan y Nan le devuelve la mirada. Nan y Kojiro están tan concentrados en el duelo de miradas que no se percatan de la presencia de dos hombres. Kojiro finaliza el duelo convirtiendo su mano en un bazuca y disparando un misil.
-¡MUERE!- grita Kojiro.
-¡SUFRE LA IRA DE DIOS! ¡DETONACIÓN!- grita Nan.
Las explosiones detienen el misil.
-¡ME ESTÁS HARTANDO!- grita Kojiro- ¡SHOJIRO, A POR ELLA!- ordena Kojiro.
Shojiro, obediente, convierte sus manos en un arma de francotirador y dispara a Nan.
-¡EL GOZO DE DIOS ME PROTEGE! ¡DETONACIÓN!- grita Nan
Un gran explosión detiene el disparo y ciega el campo de visión de Nan. De repente, Nan siente que alguien le agarra su brazo. Kojiro tiene agarrado el brazo de Nan. Kojiro tira con fuerza del brazo y lo separa del cuerpo de Nan. Kojiro convierte su brazo en una katana y la acerca a la cabeza de Nan. De pronto un hombre grita.
-¡DETENTE!- grita el Señor Mur.
Después el otro también interviene.
-¡MÁTALA!- grita el Doctor Kanumaru