Dark in The Light - [16-17-18]/11/2009 (Capitulo 2 "Copas de Sangre") (Misterio, suspenso, Gore, Sobrenatural)

Una Joven de 17 años de edad, vive una vida tranquila en una pequeña cabaña a las afuera de la ciudad junto con sus padres, cuando de repente, algunos extraños sujetos atacan su casa destruyendo para siempre su vida pacifica. pero sin importar a donde valla un velo de muerte y desesperación empieza a perseguir a la inocente Joven.

Aria Murder: es una hermosa joven de 17 años de edad, su cabello es negro como la noche, y es tan largo que llega hasta la cintura, sus ojos son marrón claros, es una chica inocente sin ningún tipo de ambición, ella era perfectamente feliz en su pequeña granja, a las afuera de la ciudad, mientras vivía con sus padres, desde pequeña siempre se le enseño que la familia es lo mas importante en este mundo, sus valores son firmes, es una chica tímida y reservada, a pesar de su hermoso cuerpo, no le es fácil convivir con las demás personas fuera de su ciclo familiar, pero no es una persona que se de por vencida fácilmente, su determinación es grande en cuanto se propone algo, jamas se lo saca de la cabeza, es muy sensible y no teme al mostrar sus emociones.

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Diario de Ariana Murder:

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Dicen que uno no valora lo que tiene hasta que lo pierdes, que si perdiste algo es porque no lo merecías o no lo savias valorar, pero para mi desde que tengo memoria, mi familia lo había sido todo, no veía algo mas, y tampoco lo necesitaba, yo era feliz, simplemente yo era feliz, entonces ¿no merecía ser feliz? ¿no merecía una vida donde mi corazón pueda descansar en armonía y mi alma llenarse de gozo, y lo único que merecía era un baño de rojo carmesí?.
La ciudad no se encontraba muy lejos, así que no hicimos más que una o dos horas de camino, todo el trayecto yo estuve seria pensativa, mirando al vacío de la carretera, pensando en lo que había sucedido la noche pasada, yo estoy segura que una mano me atravesó, pude sentir como mis órganos flotaban en el aire y lentamente las gotas de sangre escurrían fuera de mi cuerpo, pero ahora no tengo ni una cicatriz, ¿abra sido un sueño?, pero si es así ¿Por qué estaba el agujero en la pared?, ¿Por qué mi padre tuvo que irse de esa forma? Y sobre todo ¿Dónde está mi madre?, mi cabeza daba vueltas una y otra ves a las mismas preguntas, pero ninguna respuesta escaba de la oscuridad. Cuando llegamos a donde vivía mi tía, un apartamento dentro de un gran edificio de color verde oscuro, lleno de masetas por todos lados, algunos árboles adornaban la entrada pero no eran muy grandes, la caldera del edificio podía escucharse apenas entrar, el apartamento donde iba a vivir a partir de ese día se encontraba en la décima planta de las quince que tenía el edifico, el lugar no era tan grande como mi antigua casa pero tampoco era muy pequeño, fácil una familia de 4 podría vivir allí sin ninguna incomodad, mi tía por otra parte era una hermosa joven de 28 años de edad, de cabello castaño hasta los hombros y grandes ojos cafés claros, que hacían brillar toda su cara, era una mujer seria, a quien pareciera que nada le importara, prueba de ello era lo increíblemente desordenado que se encontraba su apartamento. En todo el día no nos dirigimos más de las palabras necesarias, ella no hiso ninguna pregunta, y yo no planeaba dar ninguna respuesta, aun no estaba preparada, aun que sentía la horrible necesidad de contárselo a alguien para que aun que sea una persona supiera lo que estaba pasando, así que tome este pequeño cuaderno de pasta gruesa negra con una mariposa plateada, grabada en la caratula y comencé a escribir a darle vida a mis palabras.
17/11/2009
Toda mi vida cambio completamente, a partir de aquella noche de domingo, nada seria lo mismo. Cada ves que cierro los ojos, aunque sea por un instante, veo aquellos ojos oscuros, siento como me devoran y absorben a su vacío, puedo sentir como mi garganta se cierra y mi brazos y piernas quedan completamente petrificadas ante el temor, pero de eso no podía hacer nada, aparentemente mi tía era amiga de la directora de un colegio cercano al departamento así que consiguió escribirme sin ningún problema, por lo cual esta mañana sería muy diferente a las que estoy acostumbrada, ya que nunca en mi vida, he asistido al colegio, y el solo echo de pensarlo me pone nerviosa, en ese momento cuando el sol apenas daba las primeras señales de vida y la gente comenzaba a despertar, en aquel momento de la mañana donde todo el edificio queda inundado de un dulce aroma a café, me asome por la ventana, en el parque que se encontraba enfrente del edificio parado justo debajo de un árbol, se encontraba un hombre muy alto por lo que podía observar, de un largo cabello chino y piel pálida, lleva un sombrero vaquero, una chamarra de piel, pantalón de mezclilla, guantes y botas todo de color negro, sin mencionar unos extraños lentes de botellas sin duda muy grandes para sus ojos, el hombre estaba allí observando directamente hacia mi, sin moverse ni un centímetro, decidí simplemente ignorarlo, mi alma ya estaba demasiado torturada, como para hacerla sufrir mas, por primera ves me puse un uniforme, era simple, de color negro con pequeños dobleces y adornado con un moño rojo, tome un ultimo respiro y salí con una leve sonrisa del edificio, afuera los suaves rayos de sol, tocaron mi cara dando un pequeño tramo de tranquilidad, pero cuál fue mi sorpresa que al voltear al parque pude ver a aquel hombre tirado en el piso, tenia la boca abierta, y por su expresión parecía completamente aterrorizado, el hombre tomo su sombrero el cual se había caído y salió corriendo sin voltear atrás.
Al llegar a la escuela decidí olvidarme de todo, y concentrarme solo en intentar vivir como cualquier persona, pero por alguna razón cuando entre en el salón, todos los estudiantes se me quedaron viendo, sus miradas parecían perdidas y estaban completamente petrificados, sus rostros se pusieron rápidamente tan blancos como las nubes, pequeños sollozos escaparon de la boca de algunas de mis nuevas compañeras, camine lentamente a un asiento vacío en el centro de la clase y me senté, todos comenzaron a desviar sus miradas a mi paso, algunos empezaban a sudar e incluso a temblar, en ese momento un escalofrió recorrió mi espalda, una mirada muy pesada se había cargado sobre mis hombros, cuando voltee hacia atrás pude ver a una joven de cabello castaño, y una cara de inocencia, viéndome a través de eso pequeños lentes que se recargaban en su nariz, ella solo estaba hay sentada, era la única persona de la clase que pareciera no tenerme miedo, pero su rostro era serio y en su mano sujetaba fuertemente un lápiz, como si algo le preocupara.
La clases avanzaron con tranquilidad, aunque no pude evitar notar como los profesores, entraban en pánico al hablarme, sus palabras se trababan y miraban desesperados para todos lados como si buscaban algo, pero al final todos terminaban ignorándome, el receso llego, y las risas y gritos no se hicieron tardar, yo solo me quede sentada en pupitre viendo hacia la ventana, no me sentía con ánimos de comer algo, aun me sentía bastante deprimida, todavía podía escuchar los gritos de aquella noche, en ese momento el suicidio se estaba viendo como una opción reconfortante una salida de este infierno en el que mi vida se había quedado envuelto, justo cuando comenzaba a perderme en mis pensamientos una chica me llamo.
- Te llamas Ariana ¿No?
Era una linda joven de cabello rojizo, con gracioso fleco que cubría su frente, su hermosos ojos azules hacían lo posible por destacar atreves de sus mechones, por el tono de su voz parecía bastante nerviosa, y conforme pasaban los segundos, sudaba mas y mas.
- Así es, y tu te llamas… - Conteste lo mas amable posible –
- Marisol es un gusto.
Ella parecía relajarse un poco, como si hubiera descubierto, que el fantasma de la casa embrujada era solo un gato, los mormullos de los demás alumnos estaba presentes, no alcanzaba a oír que decían, pero algo me daba la impresión de que éramos el centro de todos ellos, Marisol y yo comenzamos, a platicar y lentamente ella parecía que ganaba confianza, pero en ese momento un grito horrible sacudió la escuela, todos corrimos a ver que había pasado, ahora deseo jamás haberlo echo y apuesto que todos los demás desean lo mismo. Los gritos venían del baño de mujeres, cuando logre abrirme paso entre la muchedumbre, pude contemplar una obra del mismo infierno, dentro justo colocada en las repisa donde están los lavamanos, enfrente del espejo, se encontraba la cabeza de una pobre chica, pero solo eso su cabeza, la sangre escurría de lo quedaba de cuello, sus brazos y piernas amabas arrancadas de su cuerpo, estaban clavadas al filo de la barda, podía verse como los tejidos habían sido roídos por algo, y a lo largo del piso del baño podía encontrase todos los órganos de la chica, regados, un corazón por un lado, un pulmón por el otro, el intestino grueso y delgado, habían sido cortados en pequeños trocitos y esparcidos por todo el lugar, como si fuera el confite de una fiesta, todas las paredes estaban bañadas de sangre, pero sin duda el toque mas demencial, era una copa de oro, colocada justo enfrente de la cabeza llena de sangre y justo abajo, escrito con sangre ponía “Ariana”, al leer mi nombre no puede evitar quedarme en shock podía ver como me miraban y señalaban, pero no me importo yo estaba perdida, simple mente ya no sabia ni que pensar. La policía como era de imaginarse llego, nos mantuvo encerrados en la escuela un largo tiempo, incluso me interrogaron, no los culpo yo también empezó a sospechar de mi, cuando iba saliendo de la escuela, para volver al departamento de mi tía, aquella chica de lentes me estaba esperando en la entrada, la joven quien era ligeramente mas pequeña que yo se me coloco enfrente, las polillas nos rodeaban mientras que la tenue luz de la escuela, se reflejaba en sus lentes , aquella niña alzo la voz pero sin siquiera mirarme ni una ves dijo.
- Lárgate, o lo lamentaras.
Intente preguntar algo, pero ella simplemente dio media vuelta y se fue, me sentía mas confundida que nunca de un día para otro ya no sabia nada de mi vida, era como si todo lo que yo creía se hubiera esfumado en el aire, pase el resto de la noche llorando, sin nadie que pudiera consolarme, mi tía solo me ignoraba y la almohada ahogaba mis gritos, esta completamente perdida en la desesperación
18/11/2009
El día comenzó igual que el anterior, el barullo de la ciudad era inquietante, gritos, coches, alarmas por todos lados, apenas era mi tercer día fuera de casa y ya comenzaba a extrañar la tranquilidad de la nada, todo fue tal como el día anterior, en ese momento pensé que a partir de ahora esta sería mi rutina, cuando salí del edificio, di una mirada rápida al parque, y hay estaba otra ves el mismo sujeto de ayer, aunque en esta ocasión llevaba un sombrero de bombín, como el que usa Charlie Chaplin en sus películas, por algún motivo no me sorprendió, en cierta forma ya lo esperaba, esta ves no salió corriendo si no que se quedó viéndome, con cara de preocupación, aunque no podría afirmarlo ya que es difícil leer sus emociones con esos lentes.
Empecé a caminar rumbo a la escuela, ya para ese momento, había decidido dejar de sentir, me había prometido que el mundo seria una cosa, y yo otra completamente aparte, ingenuamente pensé que si dejaba de sentir, ya no sufriría mas, y lentamente quedaría sepultada en el tiempo y ya nada importaría, que estúpida fui, al acercarme a la escuela un gran grupo de alumnos se amontonaban en la entrada, gritos y llantos eran la esencia del lugar, al igual que mis últimos días de vida, mientras me acercaba al lugar, la gente salía corriendo espantada, como si hubieran visto un fantasma o algo peor, al llegar a la entrada, todos se hicieron a un lado y me dejaron pasar, el temor e incluso el odio estaban tallados en sus rostros cuando me miraban, al darme vuelta y ver que era lo que causaba tanto interés no pude caer de rodillas y gritar aterrorizada.
En el astabanderas de la escuela, justo en la punta, se encontraba empalada una cabeza, su mirada estaba perdida, y su rostro reflejaba el intenso dolor que sufrió antes de perecer, la sangre escurría lentamente por el mástil, mientras los cuervos se acercaban a devorar los ojos de aquel desafortunado muchacho, en la base, se encontraban colocados sus brazos y piernas, puestos como agujas de un reloj apuntando a las 12, las 3, las 6 y las 9, siendo el mástil el centros, intercalando entre pierna y brazo, y encima de ellos colocado en espiral, estaban sus intestinos, el resto de su cuerpo había sido molido, junto con sus ropas y colocado en el piso creando una especie de camino, que daba a la entrada principal, la peste empezaba a invadir el aire de la escuela y lentamente las alimañas se acercaban a devorar, aquella horrible escena, pero sin duda lo que en verdad me hiso preocuparme fue lo que se encontraba al otro lado del sendero de carne, huesos y Sangre, una copa dorada llena de aquel liquido rojo espeso, y escrito debajo de ella nuevamente mi nombre “Ariana”.
Apenas tenia 3 días en la ciudad y ya era la principal sospechosa de tan horribles crímenes, el echo de que mi nombre estuviera escrito, en ambas escenas y que todo haya comenzado el mismo día que yo llegue se les hacía mucha coincidencia, así que los policías me estuvieron interrogando todo el día en uno de los salones de la escuela, pregunta tras pregunta, y yo no podía contestar a ninguna de ellas, llamaron a mi tía, pero ella jamás descolgó el teléfono, el tiempo paso y el día empezaba a terminar, ya hasta las 11 de la noche de aquel trágico instante, me dejaron salir, aparentemente no tenían ninguna prueba que me acusara directamente, pero eso no me quitaba la sensación de que todo había sucedido por mi culpa, pero eso no importaba yo solo quería irme y desaparecer por completo, al salir del salón y empezar a caminar por el oscuro pasillo, de la escuela, escucho como unos pasos, comienzan a seguirme, lentamente el eco de su caminar se hacia mas presente, cuando me arme de valor para voltear, logre ver la silueta de una chica reflejada por el as de luz de la luna que entraba por la ventana, su cara cubierta de sombras, pareciera completamente inexpresiva cuando aquella chica se acercó un poco más logre verle la cara, era aquella joven de cabello castaño de mi clase, era extraño que ella estuviera allí ya que las clases se habían cancelado, por el atentado, pero el echo de que trajera aun el uniforme me indico, que ella jamás regreso a su casa, yo decidí no averiguar mas y empecé a caminar mas rápido hacia la salida de la escuela, pero a medida de que yo apresuraba mas el paso, ella también lo hacía, hasta el punto que terminamos corriendo, quería correr escapar, ese eran mis únicos pensamientos, esa niña no me daba el mismo miedo que aquellos hombres que habían atacado mi casa hace 3 noches, pero después de lo que me había dicho ayer, no quería saber para que quería alcanzarme. En el momento en el que estaba apunto de cruzar la salida de la escuela, oigo que la chica grita unas extrañas palabras, las cuales no pude comprender, pero cuando voltee logre ver como su puño derecho era envuelto por una luz blanca, y en menos de un segundo después, pude sentir como si alguien me aventara al piso, claramente sentía un par de manos sobre mis hombros y el peso de un hombre recargado sobre mis piernas aun que nadie estuviera allí, lentamente aquella muchacha se acerco a mi, volteo abajo y me miro directamente a los ojos, en esta ocasión si puede ver bien su rostro, unas lágrimas secas y grandes ojeras descansaban sobre su cara, pero su discreto maquillaje estaba intacto, conocía bien el por qué, después de todo yo había estado igual la noche anterior, la chica se sentó sobre mi estómago y saco una pequeña estaca de madera que guardaba detrás de la falda, la chica volvió a mirarme y me dijo.-
- Lo siento, pero no me dejas otra opción – sus voz era baja y parecía que tenia que esforzarse, para no llorar – descansa en paz, alma atormentada.
Al terminar de decir aquellas palabras levanto la daga y con aquellos ojos tristes y llenos de melancolía, se preparo para descargar la sobre mi. Yo por otra parte solo cerré los ojos y voltee la cabeza, tenia la leve esperanza que cuando esa daga acabara con mi vida, quizás yo despertaría de este horrible sueño, en los brazos de mi madre, acobijada por su dulce calor, mientras las brasas de la chimenea saltan al viento, y que en ese momento yo voltearía hacia arriba y la vería sonreírme, ella acariciaría mi cabello, mientras reía alegremente, y yo simplemente la abrasaría, quizás era posible, quizás, aun tenia mi vida, quizás aun las oscuridad y la demencia no me habían devorado para siempre, quizás…

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