EC TISIA - Capítulo 11: DIASEE (Humano Sagrado)

– Eye, saldremos de esta, te lo prometo – dijo Loss desde su celda.
– ¿No has oído al soldado? – respondió Eye algo molesta. – ¡Van a ejecutarme!
– ¡Te lo prometo, saldremos gloriosos de esta! – insistió Loss.
– ¡Quive! – gritó un soldado.
Eye giró la cabeza y se quitó el parche que tapaba su ojo. Cogió aire y reunió todo el valor que necesitaba para realizar lo que tenía en mente…
– ¡Ei, tú! ¡Soldado! – gritó Eye.
El soldado dio media vuelta y miró a la utauokana. Se quedó impactado al ver el ojo que hasta entonces había estado tapado por el parche. Era gris como una perla, y no parecía tener aspecto demasiado humano.
– DESPEDIA! – gritó Eye.
El soldado dejó de respirar tras oír esa palabra que no tenía significado alguno. Dio su último aliento y murió ahí mismo. Loss apenas era capaz de imaginar lo que había ocurrido.
– ¿Eye…? – susurró él. – ¿Qué acaba de pasar?
– Eso no importa – respondió ella mientras se ponía el parche. – ¡Pásame el alambre que tienes en el bolsillo por la grieta de la pared, rápido!
Loss obedeció a Eye, y ella fue capaz de abrir la puerta de su celda con él. Una vez fuera, liberó a Loss y ambos corrieron hacia el exterior del edificio. Se encontraban en una situación bastante complicada; la ciudad de Nikkira estaba en su contra, pero sabían que debían encontrar a Blossom y a Childhood. Sin embargo, otra cosa ocupaba la preocupación de Loss…
– ¿Qué significa DESPEDIA? – preguntó Loss. – ¿Qué hay debajo de ese parche, Eye?
– El ojo PHANTASMAGORIA… Nací con él, y es probablemente el arma más eficaz de la que dispongo. DESPEDIA es la palabra que activa el poder de mi ojo…
– Vaya… – susurró Loss.
– Asqueroso, ¿verdad? – preguntó Eye.
– No, asqueroso no; increíble – respondió él, sonriéndole.
Eye no pudo evitar sonrojarse al oír eso, pero no tardó ni siquiera en su segundo en borrar la sonrisa dibujada en su rostro y volver a concentrarse en lo que realmente importaba: encontrar a “sus lelentinos” sin ser vistos…
– Nunca lo conseguiremos – susurró Eye.
– ¡No pierdas la esperanza, DeCloche! – gritó una voz conocida. – Creo que ya habíamos hablado de eso antes: perder la esperanza no trae nada bueno.
– ¿Tilia? – gritó Eye. – ¿Qué estás haciendo aquí?
Tilia no respondió, simplemente se limitó a señalar una figura alta que se alzaba en el horizonte de la ciudad de Nikkira. Era el tercero Ar Tonelico.
– Lo he traído hasta aquí para ti, Eye – susurró Tilia. – Subid, y cantad para mí; para Utau Oka.
– Gracias, Tilia… – dijo Eye.
Eye, Loss y Tilia subieron a la torre, llegando hasta ella por medio de un atajo que rodeaba la ciudad. Al llegar, Tilia se conectó a la torre y abrió la puerta del último piso. Los utaokanos se sorprendieron al ver quienes estabamos ahí esperándoles: Blossom, Eolia, Frelia, Eagle, Happiness y, por supuesto, yo.
– ¡Eye! – grité – ¡Demuéstrales que eres más fuerte que todos ellos juntos! ¡Yo creo en ti!
– A por ellos, chaval – le dijo Blossom a Loss.
– El renacer de este mundo está en vuestras manos – susurró Happiness, emocionada.
– Sois la 1001ª semilla de Rhaplanca, chicos – dijo Loss.
– Tenías razón, DeCloche – intervino Frelia. – Es peor perder la paz que perder una batalla o la mismísima guerra.
– No pude ser fuerte ante las amenazas de los soldados – susurró Eolia. – Solo espero que vosotros sí podáis serlo.
– ¡Ahora cantad! – exclamó Tilia. – ¡Cantad para nosotros! ¡Cantad por el renacer de este mundo! ¡Cantad por el fin de esta guerra! ¡Cantad por el ieeya Implanta!
– No existe el ieyya Implanta – respondió Eye, con su típico pesimismo.
– Vosotros sois el ieyya Implanta – dijo Eagle. – Por eso Ciel estuvo tan unido a vosotros dos; por eso te dio una lección cuando perdiste toda tu esperanza. El syec faura os llevó hasta aquí para que pudieseis darle vida a la semilla de la paz.
– ¿Simbólico, eh? – dijo Loss haciendo broma.
Eye y Loss se miraron a los ojos y se intercambiaron una sonrisa. Fue entonces cuando la utauokana empezó su canción, sin emplear su idioma, sin cantar siquiera…
– Al largo del lejano tiempo hemos encarado tristezas y sufrimiento, pero lentamente, si logramos entendernos los unos a los otros, lograremos perdonarlo todo…