"Superesse" // Capítulo 7-8-9

En el edificio de clubes del colegio Sagrada alma, un gran versus se llevaba acabo. El francotirador rondaba lentamente por sus pasillos, intentando captar todo sonido que se producía:

• (¿Dónde estás niñita?. No creas que dejaré las cosas como están. Me has humillado como nunca lo habían hecho)

El silencio era demoledor. Esto sacaba de sus casillas al enfadado hombre:

• (Ya veo, ya veo. Planeas jugar a las escondida ¿no?. Lo que tú no sabes es que tengo un doctorado en rastrear. Kia, kia, kia)

• - ¡SAL DE TU HORMIGUERA PEQUEÑA SABANDIJA! –

Al escuchar esa provocación, la escondida estudiante se apareció en frente de su perseguidor con la misma sonrisa desbordante que en el encuentro en el tejado. Esta acción formó una siniestra mueca en la cara del sujeto armado:

• - Muy valiente en dar la cara, niña; pero a la vez, estúpido. Kia –

Luego de dicho esto, el hombre apuntó con una de sus armas restantes a la cabeza de la muchacha, quien aún no dejaba de sonreír; apreta el gatillo y una bala precisa sale disparada al cráneo de su enemiga. Para su sorpresa, nada sucede una vez termina su acción:

• - Pero qué… ¿fallé? –

• - No señor terrorista, es imposible que una persona como usted, quien puede darle a blancos tan lejanos, errara –

• - …. –

• - Lo que pasó es sencillo. Agité el cuchillo que llevo en la mano sin querer, y por las suertes de la vida, desvié la bala –

• - ¿Qué la desviaste con un cuchillo? ¿Sin querer? ¿Por suerte? –

El francotirador intentó analizar la daga que la chica sostenía firmemente, y efectivamente poseía una hendidura en pleno centro del frío metal, clara muestra de que la bala había dado en ese lugar:

• (¿Cómo rayos es eso posible?. Nunca había oído que alguien pudiera protegerse de balas con un simple cuchillo….¿fue solamente suerte?....creo que lo averiguaré) –

El terrorista se dispuso a señalar con el fusil nuevamente a la muchacha, y apretó repetidamente el gatillo. Para su sorpresa, el arma no disparó como debía. Al darse cuenta, en pleno cañón había un cuchillo incrustado, impidiendo que funcionara correctamente el instrumento:

• - ¿Ummm? –

Sin previo aviso, la estudiante se abalanza repentinamente sobre el villano, tirándolo al suelo. Cuando el individuo de traje vio a su atacante, se estremeció. La chiquilla golpeaba seguida y fuertemente la mascara que usaba con el cuchillo que portaba, con intenciones de penetrar la supuestamente invulnerable coraza. Mientras perpetuaba este acto, la sonrisa se iba desvaneciendo de a poco, al ver que no surtía efecto:

• - Kia, kia, kia. En verdad eres peligrosa niña, pero ¿qué pensabas al atacarme?. Ya debes saber que no me puedes dañar –

• - …Si. Tenía que comprobarlo por mí mismo –

La misteriosa chica se levanta lentamente y vuelve a formar la sonrisa deslumbrante del principio:

• - Bueno, señor terrorista, ahora que las cosas están así, no me queda otra cosa que rendirme en esta batalla, usted gana –

• - ¿Y tú crees que con rendirte te dejaré con vida?. Kia, kia, kia. Reza tus últimas oraciones –

El hombre en los suelos saca una Colt cuarenta y cinco, la que relucía por su belleza. Era la única arma que le quedaba en su repertorio, y la más preciada. La chiquilla, al ver esto, se comenzó a desabrochar su uniforme escolar:

• - Le diré algo señor terrorista. Soy muy débil. Soy de aquellas personas que necesitan ser ayudadas. Soy una pobre mujer que nació con el cuerpo endeble y frágil. Soy una indefensa niña. Soy de las que no puedo hacer nada por mí misma… -

En el transcurso de su discurso de auto descripción, se desprendía de sus prendas, dejando entrever un panorama que dejaba totalmente en blanco al francotirador:

• - …No eres para nada….normal –

• - Pero que dice señor terrorista. Soy toda una señorita que no puede lidiar con los problemas cotidianos –

La cara de la chica mantenía la sonrisa desbordante, a excepción de los ojos vacíos con los cuales miraban fijamente al villano. Una serie de disparos son escuchados en el edificio de los clubes, seguido de un fuerte aullido.

En el edificio de administración y finanzas, el capitán Martínez, junto con Enrico, preguntaban sobre la situación al rector del establecimiento, el que respondía:

• - Está todo el colegio lleno de esos asesinos sin piedad. Necesitamos escapar usando el camino subterráneo –

• - Lamento decirle que no podemos volver a la alcaldía –

• - ¿Pero por qué, oficial? -

• - El centro de la ciudad igualmente está lleno de estos matones, y el ayuntamiento no es la excepción. De hecho nosotros veníamos pensando que tal vez no había sido invadido esta escuela. Pero al parecer nos equivocamos, y estamos acorralados –

• - Entonces llame a refuerzos. Ellos si que nos podrán ayudar a salir sanos y salvos de este problema –

• - Ese mismo tema venía hablando con el alcalde y Enrico. Mis colegas fueron asesinados. El cuartel de la ciudad resultó invadido por aquellos terroristas, eliminando todo a su paso. Nos quedamos sin ayuda posible –

Esto no era nada alentador. Prácticamente habían quedado a su suerte. El rector y la secretaria estaban bloqueados por el intenso miedo. El alcalde se acercó a su amigo e intentó calmarlo un poco, lo mismo hizo Enrico con la mujer. Mientras eso sucedía, Martínez se acercó a la puerta y vio si se podía ver algún peligro:

• (No podemos quedarnos más tiempo en este lugar. Tarde o temprano nos encontrarán, y no dudarán en eliminarnos. Primero que todo debemos hallar un escondite seguro)

El oficial se aproximó a sus camaradas y les preguntó a los que laboraban en el colegio:

• - Rector, secretaria. Debemos escapar de este edificio, por eso quería saber cual era la estructura más cercana para escondernos –

La mujer aún temblaba, por lo que resultaba incapaz de responder. Fausto, al ver la deplorable condición de su colega, se dignó a exclamar:

• - La cafetería y la biblioteca se ubican detrás de este edificio. Aunque pensándolo bien, diría que la cafetería está un poco más cerca –

• - Gracias rector, creo que ya tenemos un objetivo. Los cinco necesitamos llegar a la cafetería. Ahora, ¿Cuál sería el camino más rápido? –

• - Pero oficial. ¿No sería mejor intentar escapar por la entrada principal?. Si al fin y al cabo estamos en frente de ella –

• - ¿Qué?. ¿Tan cerca de ella estamos? –

• - Si. Es casi la misma distancia a la cafetería –

El carabinero no había pensado en esa posibilidad, la cual en verdad valía la pena comprobar:

• - Rector, ¿Habrá un cuarto con una ventana por donde se pueda ver la entrada principal y que esté sin terroristas? –

• - Cuando bajé, la habitación que se encuentra en frente de mi oficina estaba libre de maleantes, y tiene esa ventana –

• - Dígame como llegar. Iré a observar yo sólo, ustedes se quedarán escondidos –

• - Pe-pero tal vez ahora esté llena de ellos –

• - No importa, me las ingeniaré. Mientras exista una forma de escapar con vida de acá, vale la pena intentar –

Una vez le dieron las instrucciones al policía, este le indicó a Enrico que informara a Fausto de lo acontecido tanto en la plaza como en el cuartel. Este aseveró con la cabeza, siendo la señal para que Martínez partiera. Por los pasillos se veía poco movimiento de los intrusos y muchos cadáveres en los suelos. El olor era repugnante, pero el experimentado capitán podía soportarlo sin hacer ninguna mueca. Las escaleras las vio después de un rato, subiéndolas silenciosamente. Lo que menos quería era ser pillado por uno de los asesinos, ya que eso significaba el fin del juego. Al alzar la vista, nada fuera de lo normal era perceptible, haciendo que el carabinero entrara al cuarto destinado. Los libros en el suelo, las mesas rotas al igual que los vidrios, eran claras muestras de que habían estado en ese lugar, pero al no hallar a nadie, decidieron irse. El oficial se acercó a la ventana y pudo ver la entrada principal sin nadie alrededor:

• (Excelente. Podremos huir sin problemas por esa salida. Les iré a avisa a lo dem…..pero qué…)

En ese preciso momento llegó una tropa de automóviles policiales, los que se detuvieron justo en la entrada que planeaban usar. Esto desconcertó a Martínez por el hecho de que supuestamente estaban todos muertos, pero lo aliviaba, ya que serian ayudados. Lamentablemente esto se desvaneció en el instante que vio quienes salían de las maquinas. Eran una tropa de los hombres con trajes ignífugos, todos muy bien armados. La situación había empeorado radicalmente.

En el teatro Concepción aún nada cambiaba. No habían encontrado forma de lograr escapar, dándose por vencido la mayoría de las cansadas personas. El hombre corpulento y barbudo que los dirigía en un principio aún no se rendía, buscando desesperadamente algo que los ayudara a sobrevivir. El pasajero de los audífonos tampoco se había dado por vencido, entrando a una de las únicas oficinas del lugar. El chico se había acordado de algo, pero necesitaba corroborarlo, por aquella razón, entró a revisar los documentos amontonados. Cuando vio la gran cantidad de papeles, le pidió ayuda a los tenistas, quienes no dudaron en prestársela: y a la chica sombría, la que no dio ninguna respuesta concreta, pero igualmente les daría una mano:

• - ¿Qué estamos buscando específicamente, Nicholas? –

• - Me acuerdo haber leído en alguna parte de un problema con el alcantarillado en esta zona, Chris. Por eso, cualquier cosa que encuentren con relación al desagüe, pásenmela –

• - Entendido Nicholas…..oh, oh, mira esto Chris, un libreto de una obra que trataba de tenistas –

• - David, no te distraigas. Estamos en un apuro –

• - Ya entiendo, ya entiendo…..pssss, pssss, chica oscura –

• - ….. –

• - Pssss, pssss. chica oscura……oye, por lo menos di un cállate o algo –

• - ….. –

• - ¡DAVID!. Enfócate por favor –

• - Ya, ya, Chris. Me concentra….¿eh? –

Un papel cae del libro que el tenista sostenía. Al mirarlo, se emociona y se lo pasa al chico de los audífonos:

• - Mira, mira, Nicholas, encontré algo –

Al observar el objeto recién entregado, el muchacho sonríe:

• - Lo tengo chicos, nuestro camino a la libertad. Síganme rápidamente –

Nicholas sale de la oficina, seguido de Chris y David, y finalmente por la colegiala sombría. Necesitaban dirigirse al sótano del teatro, pero para esto tenían que cruzar el lobby principal, donde todo el conjunto de gente descansaba sin esperanzas. Justo en ese momento, la puerta del lugar se rompe ferozmente, entrando uno de los hombres con trajes:

• - Ejem, ejem…..Woooooow, en verdad que hay bastantes civiles. ¡SHOOOOOCK!, coloca el cuarto movimiento de la sinfonía nueve de Dvorak por los parlantes, ¿pleease? –

La música elegida por el terrorista comenzó a ser transmitida, inundando toda la plaza y el ambiente:

• - Taaan, taaan, taaaan taaaan, tan, tan, taaaan, taan….ahora tropa de terroristas, invadan el lugar. ¡YUUUUUUJU! –

Nicholas, Chris, David y la muchacha corrieron velozmente al sótano al ver la masacre que se desataría. A sus espaldas, una lluvia de balas y sangre salpicaban las paredes. Gritos y suplicas eran oídas, las cuales se acababan súbitamente por causa de los cortes que el villano de la música les provocaba con su espada:

• - Hermooooooso. ¡VAMOS CIVILES, USTEDES PUEDE MÁS. NO DECEPCIONEN A SU MODERADOR. YIIIIIIIIIIA! –

Una vez lograron llegar a su destino, el hombre corpulento y barbudo se encontraba buscando en el lugar. Nicholas, sin prestarle atención, comenzó a golpear las paredes, hasta que uno de esos sonó hueco:

• - Acá está. Barbudo, necesito que rompas esta pared. Detrás de esto está el alcantarillado, nuestra vía de escape –

• - ¿En serio?. Genial chico de los audífonos, les iré a avisar a los demás para poder sal… -

• - No hay tiempo, los terroristas ya entraron. Tenemos que romperla enseguida –

El hombre palideció al enterarse de la situación. Enseguida de eso tomó vuelo, y golpeó con toda su fuerza la pared, pasando de largo. Un nuevo camino se había abierto. Los cinco presentes entraron en los oscuros alcantarillados sin dudar, mientras dejaban el horrible panorama del teatro.

La estudiante con la gran sonrisa seguía recorriendo el edificio de los clubes luego de su batalla con el francotirador. No se le veía ninguna herida por el cuerpo. Al avanzar por los pasillos, llegó a la enfermería del colegio Sagrada alma, donde la puerta estaba abierta. Al escuchar unas voces provenientes de ese lugar, no dudó en acercarse a ver quienes eran. Una muchacha se encontraba siendo vendada en la cama del cuarto por un chico:

• - ¿En serio no te duele? –

• - Si. Ya me acostumbré al dolor. ¿No ves la cantidad de cicatrices que ya tengo en los brazos? –

• - Ya veo. Esa es la razón del por qué los tienes vendado todo el tiempo. No quieres que los demás vean esas espantosas marcas ¿no? –

• - Tienes razón, siempre me he avergonzado de mostrarlas. Debido a esto me mantengo la mayoría de las veces alejada de la gente –

• - ¿Oh?. Nunca pensé que fueras de esas personas –

• - ¿Umm?. Que raro, yo creía que eras capaz de reconocer a los de tu misma calaña, lobin –

• - ¿Están tristes por estar siempre solos? –

Scarlet y Ángel se dieron la vuelta para ver quien había hecho esa pregunta. Se trataba de la estudiante de la sonrisa:

• - Saben, yo siempre he estado sola, pero llena de felicidad. ¿No es lo mismo con ustedes? –

• – ¿Quién eres tú? -

• - Lobin, ella es la estudiante de intercambio que llegó en este semestre. Si no me equivoco, se llama Orynko Serkin –

• - Me conocen, que honor –

• - Con que una estudiante de intercambio. Debes de tener muy mala suerte de venir justo en el momento que ocurre esta catástrofe –

• - A mi parecer es buena suerte. Ahora respondan mi pregunta –

• - No es momento para ese tipo de… -

• - Yo le respondo Scarlet, si de esa forma está feliz. En mi caso, si le trae un bien a mi familia, no tendría por qué estar triste –

• - ¿Eh? ¿Prefieres la felicidad de tu familia antes que la tuya? –

• - No lo podría haber dicho mejor –

Esta respuesta produjo un sentimiento de insatisfacción enorme en Orynko, ya que era un pensamiento inverso al suyo. Su sonrisa se desvaneció de la nada, colocando una cara de odio, y plantando la mirada en Ángel:

• - Listo Scarlet, ya te vendé. Ahora debemos irnos antes de que aparezcan esos terroristas. Ese grito que escuchamos no es nada bueno –

• - ¿Llamándome por el nombre, lobin?. Tanto te afectó lo ocurrido –

• - Bueno, fue mi culpa el que te dañaras. Esto, ¿Oryuko?, creo que era así. Ven con nosotros, debemos escapar –

La chica de intercambio sacudió su cabeza, volviendo a tener la sonrisa desbordante de un principio:

• - Está bien. Soy muy débil y necesito que me ayuden a sobrevivir. Por favor, cuídenme –

El encuentro destinado se había producido, haciendo que la rueda del futuro comenzara a girar nuevamente. Orynko caminaba detrás de Ángel y Scarlet, mirando atentamente sus movimientos. Pero en este caso, la sonrisa era acompañada con unos ojos llenos de odios dirigidos al lobo solitario.

En lo alto del hotel Prat, Sepsis y Shock se encontraban esperando a que Septum les diera la orden de comienzo del siguiente paso, la que quedó aplazada por el momento debido a la incorporación del terrorista al juego:

• - Ese gusano sin sesos hace lo que se le de la gana. Debería haber votado por ti como moderador –

• - Pero si lo hiciste Sepsis, y aún así salió Septum como elegido –

• - No me recuerdes tan incomodo suceso –

Shock se largó a reír de su compañera, cuando un mensaje fue recibido:

• - ¿Shoooock?. Estoy en la bóveda del banco y al parecer hay gente dentro. ¿Me podrías dar la clave de ingreso, pleeese? –

• - De inmediato señor moderador –

El hombre se acercó a una computadora portátil presente en el lugar y comenzó a teclear rápidamente. A los diez segundo ya tenía el código solicitado, el cual trataba de una gran cantidad de números:

• - Es una cifra bastante alta te debo decir Septum. Te la enviaré –

• - Muy bien Shock. Eres el número uuuuuuno –

Una vez mandada la información, apagó y cerró el ordenador:

• - Eres muy impresionante Shock. Te ganaste otro punto como jefe –

• - Gracias Sepsis, pero tú y yo sabemos que a Septum no lo mueve nadie –

• - Por desgr… -

La puerta de al azotea se abrió bruscamente, interrumpiendo lo que la mujer terrorista iba a decir. La persona que entró se trataba de la pasajera del autobús ciento catorce, la que Septum dejó viva:

• - Sabía que aquel terrorista no sería el único envuelto en esta masacre. Ustedes deben ser sus camaradas –

• - ¡PERRA, ¿NO TE ENSEÑARON A NO INTERRUMPIR A LA GENTE?! –

• - Cálmate Sepsis, por favor…..Por lo que veo, tú debes ser a la que nuestro colega dejó con vida. ¿Qué te trae a nuestra posición luego de que se te brindó una segunda vida? –

• - Entonces no me equivoqué, que alivio. Verán, solamente les vengo a hacer una inocente pregunta. Espero que la puedan responder –

• - ¿Responderle a una perra irrespetuosa como tú?. Debes estar bromeando –

La agitada maleante sacó de un pequeño bolso que tenía amarrado en la cintura una hoz increíblemente afilada, la cual poseía un mango que podía ser estirado. Seguido de esto, con una sonrisa asesina en su rostro, lanzó su arma en contra de la muchacha recién aparecida. Sorprendentemente, a pesar de que la peligrosa hoz tenía de blanco su cabeza, esta no hizo ningún movimiento de apartarse. Un fuerte sonido fue provocado cuando el arma se incrustó en la puerta que la chiquilla había abierto. Un pequeño tajo comenzó a sangrar de la cara de la pasajera, quién no demostraba temor después de tal acto:

• - ¿Oh?. Me has sorprendido chica, ¿Cómo has sabido que no iba dirigido verdaderamente a ti? –

• - No lo sabía, ni alcancé a reaccionar –

• - ¿Qué? ¿Te paralizó el miedo acaso? –

• - ¿Miedo?. Su compañero me lo quitó –

• - ….tienes agallas muchacha. Primero dime tu nombre, y luego te responderé tu pregunta –

• - Son muy amables a pesar de matar y destruir vidas humanas. Yo soy Clover Yamin de diecinueve años –

• - ¿Clover Yamin?. Hasta tu nombre indica suerte –

• - Pero parece que se encontraba domida. Ya, no me desvío más. Mi pregunta es simple…¿Este juego lo hacen por algún motivo, o simplemente por diversión? –

Sepsis sonrió al escuchar la duda de la pasajera:

• - Un poco de ambos. Todo esto no era necesario, pero Septum decidió seguir las ordenes a la perfección por diversión –

• - Entiendo, sólo quería enterarme de eso. Adiós terroristas –

• - ¿Eso es todo?. Bah, te compensaré por tu valentía. Los trajes tienen una debilidad. Si presionas el botón de arriba de la mascara, esta se saldrá, quedando expuesto el portador –

• - Gracias por el dato –

Clover se perdió en la oscuridad de los pasillos del hotel. Sepsis fue a buscar su arma clavada en la puerta y se acercó a Shock:

• - Me gusta esa mujer. Pienso que llegará lejos –

• - Yo apuesto por el alcalde Montecinos…a todo esto, ¿por quién apostará Sept… -

Un nuevo mensaje del moderador fue recibido por Shock. En este le solicitaba al informático que colocara cierta pieza de música. Con ayuda de Sepsis, Shock cumplió la petición. La pasajera del autobús fue capaz de escuchar la melodía desde los corredores del lugar:

• (¿La sinfonía nueve?. En verdad están locos estos terroristas….que hipócrita soy llamándolos locos, si de todas formas soy una de ellos. El miedo no fue lo único que cambió, la locura también lo hizo. Ahora si que estoy verdaderamente loca)

Una desquiciada mueca se formó en el rostro de Clover. Salvarse de una muerte por la suerte la hizo enloquecer totalmente, mutando todo su carácter negativamente.

El grupo liderado por el profesor Foster seguía con intenciones de escapar del colegio. Para este cometido pensaban usar la entrada de los maestros, la cual trataba de una mera puerta cerca de las multicanchas:

• - Profesor Foster, ¿Cuál es el plan? –

• - Es simple Rebeca. Usaremos la entrada trasera o de los profesores, como la llamamos –

• - ¿Se refiere a la que está ubicada en las multicanchas? –

• - Exacto Benjamín. Como sabrás, la propia escuela no tiene estacionamientos en su interior. Por esta razón el rector Fausto pensó en una solución. Hay un lugar para aparcar fuera del colegio, pero tendríamos que dar una tremenda vuelta si salíamos por las entradas disponibles. Debido a eso creó esta puerta, la que nos facilitaba el ingreso al Sagrada alma, sin tener que rodearlo –

• - ….nos atraparán los…..terroristas…. –

• - No lo creas Arnaldo. Una vez fuera nos dirigiremos a mi van. Claro, debemos andar con cuidado, pero una vez dentro del vehiculo no podrán detenernos –

Bruscamente el equipo se detuvo. El profesor indicó que lo siguieran hacia unos arbustos que se encontraban por fuera de las canchas. El silencio del lugar era tanto que hizo dudar al profesional:

• (Este silencio no me gusta para nada. No hemos visto ninguno de los asesinos en todo el camino. ¿Es eso posible?. ¿Nos estarán tendiendo una trampa?. Somos capaces de ver la salida a nuestra libertad desde este lugar, y nadie la está custodiando…….sólo me queda una opción)

Foster se levanta y se posiciona delante de sus alumnos y el conserje, para luego contarles lo que iba a realizar:

• - Encuentro sospechoso el no ver a nadie, por lo que pienso que es una trampa –

• - Pienso lo mismo que usted. Si se dan cuenta, no puede ser divisado ningún cadáver, y dudo que no hayan intentado escapar por este lugar –

• - Buen razonamiento Benjamín. Te daría un punto si estuvieras en mi clase. Volviendo al problema, haré de carnada. Correré y distraeré a los terroristas. En ese lapso, ustedes intentarán escabullirse por la puerta –

Era demasiado arriesgada la propuesta, pero la sonrisa del profesor y la seguridad que irradiaba convencía a los demás:

• - …Tome profesor….el hacha que poseo….para que se proteja… -

• - Gracias Arnaldo. Yo entregaré las llaves de la van a Benjamin por si me pasa algo. Confío en ustedes chicos, junten valor, y luchen –

Casi todos intentaban calmarse antes de su apuesta por vivir, Xavier era la excepción. Algo no le cuadraba en todo esto. Pensaba que había dejado algo sin analizar:

• - Ya chicos, que comience nuestra apuesta. No vemos –

• - Por supuesto, y preocúpese por cuidarse el trasero…..a todo esto, ¿Dónde creen que se escondan los supuestos terroristas? –

Esta pregunta de Gus le abrió los ojos a Xavier y Benjamin al mismo tiempo. Intentaron detener al profesor, pero fue demasiado tarde, ya había comenzado a correr:

• - Mierda. Chicos, tenemos que salir de estos arbustos rápido –

• - Pero Xavier, que ocurr… -

Antes de terminar, Benjamín le agarró la mano a Rebeca y a Cinthia, una de las amigas de la pasajera, para salir corriendo detrás del maestro. Al ver esto, Xavier hizo lo mismo con Claudia y Paula, las dos restantes de las rescatadas en la sala de audición. Arnaldo fue el siguiente:

• - ¡GUS, CONSERJE, CORRAN DE INMEDIATO! –

Este gritó salió de la boca del silencioso chico, lo que provocó que los dos últimos empezaran a correr. De pronto, una lluvia de balas salen de los diversos árboles y arbustos donde el grupo se encontraba escondido, impactando en la espalda del conserje, muriendo al instante. Una tropa de seres con trajes salen del mismo lugar que servia de camuflaje a los civiles, disparando sin piedad. Foster, al escuchar el grito de Arnaldo, se dio vuelta para ver que sucedía, y se encontró con la sorpresa. Los demás estaban siendo perseguidos por los asesinos, y corrían hacia él:

• - ¡PROFESOR FOSTER, SIGA CORRIENDO HACIA LA CAPILLAAA! –

Benjamín gritaba con todo lo que tenía a su superior, el cual no dudó en hacerle caso. Por detrás de ellos, Xavier y las chicas se separaban cada vez más::

• (Mierda ¿por qué soy tan lento?. No alcanzaremos a llegar a la capilla a este ritmo. Tendremos que refugiarnos en el edificio de clubes)

Xavier, sin decir nada, cambió su dirección de avance hacia la estructura que había decidido. Esperaba que los de más atrás pudieran entender su plan. Arnaldo vio la modificación de sus compañeros de más adelante, comprendiendo totalmente lo que harían. Sin embargo esto no era lo que lo preocupaba. La situación de Gus era bastante mala. Los terroristas disparaban un sin fin de balas, las que impactaban en el suelo, cerca de Gus. Estos individuos no tardaron en darle al chico pelirrojo en una de sus piernas, impidiendo que este pudiera seguir. Arnaldo acertó en su preocupación y retrocedió rápidamente para llevar a Gus del hombro:

• - Déjame acá. Si intentas llevarme, moriremos los dos –

• - No digas eso. No te abandonaré –

Claudia, Paula y Xavier habían logrado llegar sanos y salvos al edificio de clubes, ahora estaban esperando a Arnaldo y Gus, quienes eran perseguidos por una mitad de los asesinos:

• - ¡VAMOS CHICOS, LES FALTA POCO! –

• - ¡SÉ QUE PUEDEN, VAMOS! -

• - ¡NO SE RINDAN! –

Gritos de animo era lo único que podían hacer por sus aún en peligro amigos. Balas y más balas seguían impactando el suelo y las paredes del edificio. Y aún con esas distracciones, ambos muchachos seguían en un movimiento firme a su meta:

• - Les falta poco. Escuchen chicas. Escóndanse en los casilleros del club de tenis. Una vez lleguen los chicos, nos esconderemos igualmente. No salgan al menos que yo se los indique. ¿Entendieron? –

Ambas aseveraron con su cabeza y se dirigieron a los camarines. Ahora sólo faltaba que llegaran Gus y Arnaldo, los que se encontraban prácticamente al lado del edificio:

• - Arnaldo, pásame a Gus y sígueme lo más rápido que puedas –

Cuando la distancia era mínima, Arnaldo le cedió Gus a su camarada, para luego correr a los casilleros. Los terroristas llegaron un poco después, pero provocando un desorden de proporciones:

• - ¡LOS ENCONTRAREMOS CIVILES! –

• - ¡COBARDES! –

Muchas provocaciones eran expulsadas de las bocas de los seres con trajes, pero no eran lo suficientemente efectivas para lograr molestar a los estudiantes. El grupo del profesor Foster se había separado en dos, perdiendo a un integrante. Las posibilidades de escapar se hacían cada vez más escasas.

Castor y Marcelo continuaban huyendo del terrorista que no los dejaba ir. Habían llegado al edificio de enseñanza media derrumbado, lo que los conmocionó:

• - Castor, ¿esto fue obra de este asunto del juego? –

• - Así parece. Quizás cuantos menores fallecieron……horrible –

• - ¡¿SE CANSARON?!. ¡BUENO, PREPARENSE A MORIR! –

Ambos hombres no sabían para donde ir en tal gran lugar. Si seguían corriendo por siempre los alcanzarían, necesitaban un camino:

• - Caballeros, síganme de inmediato –

Una persona apareció de pronto, la que comenzó a correr una vez les indicó a los acorralados. No había otra manera de salvarse, por eso decidieron seguir al misterioso salvador:

• - ¡NO SE VOLVERÁN A ESCAPAAAAR! –

Al apretar el gatillo, ninguna bala salió. Se le había descargado totalmente el fusil al ir gastando tanto en la persecución:

• - ¡MIEEEERDA! –

Al pasar un rato, se dieron cuenta que habían logrado deshacerse del asesino. Al fin podían sentirse aliviados:

• - No paren de correr. Pronto estaremos en la biblioteca. Nos servirá para escondernos –

En eso tenía razón el extraño hombre. Una vez llegaron al objetivo, el individuo abrió la puerta con cuidado y les dio una seña a Castor y Marcelo. Al entrar, se percataron del desorden del lugar y el hedor:

• - Intenten soportar el ambiente. Cuando llegué había un puñado de cadáveres. Esos terroristas habían pasado por acá –

• - No te preocupes….y gracias por arriesgar tu vida…..ummm... –

• - Agustín. Agustín Rojas –

• - Muchas gracias Agustín. Yo soy Marcelo y él Cast… -

• - ¡LOS ENCONTRARÉ, BASURAAAAAS! –

Varios disparos dieron contra la biblioteca y sus vidrios. El terrorista aún no se rendía con los pasajeros del autobús:

• - ¡NO SE ESCAPARÁN MIERDAS, NO LO HARÁN! –

Agustín, Marcelo y Castor se reagruparon nuevamente. Debían esconderse y camuflarse muy bien en el lugar. Tenían que engañar al esforzado asesino.

Ambrosio todavía buscaba su siguiente objetivo de ataque. Pensaba dirigirse al edificio de enseñanza básica, pero los demás terroristas ya lo habían abordado:

• - Bueno, creo que iré a ver como le va “Al loco de las miras” de Roger –

El asesino de las bombas se hallaba entre el edificio de los clubes y la cafetería del colegio. Estaba bastante cerca de su amigo francotirador:

• - Si no me equivoco, se había ganado en el tejado de esta estructura. Que suerte tengo –

Al entrar, lo desolado y oscuro de los pasillos fue lo primero a la vista. Este ambiente le agradaba un montón a Ambrosio. De repente unos sonidos de disparos y gritos son escuchados:

• - Bah!. Esos terroristas incultos no saben matar con elegancia. Les daré una lección –

Ambrosio se dirigió a la fuente de los sonidos. Muy cerca de él, en la oscuridad de los corredores, Ángel, Scarlet y Orynko se encontraban observándolo:

• - Otro terrorista. Menos mal que decidió irse por el otro camino, o nos hubiera hallado –

• - Cierto Lobin. La suerte nos acompaña –

• - ¿Oh?. Pero si es el señor bomba –

• - ¿Señor bomba? –

• - Si. El fue quien provocó las explosiones en el edificio de enseñanza media y lo derrumbó –

Esta información de la transferida hizo hervir la sangre de Ángel. Había encontrado al culpable de tal atrocidad, y no podía no vengarse luego de lo sucedido. Scarlet intentó calmar a su compañero al verlo tan furioso. Orynko sólo observaba el descontrol de Ángel con una sonrisa y unos ojos penetrantes, llenos de odio.

Al llegar una unidad grande de carros de policías al colegio Sagrada alma, se detuvieron en la entrada principal. Cuatro terroristas se desplegaban de cada carro, entrando bien armados y protegidos a la escuela. Pero uno de los tantos maleantes tuvo un actuar algo diferente. Este individuo se dirigió a toda prisa en dirección al edificio de enseñanza media. En el recorrido vio como uno de sus iguales recargaba su fusil y partió corriendo a otro de las variadas estructuras del lugar. Al llegar a los escombros del que alguna vez fue una obra dedicada a la educación, se paralizó completamente:

• - No…..no puede ser…….si no hubiera sido egoísta, podría haber llegado a tiempo…. –

El ser se acercó a los restos y empezó a levantarlos, abriéndose paso. Eran divisados cuerpos aplastados y desfigurados, que al parecer, no eran el objetivo del terrorista de raro actuar:

• - No…..estoy mal…..el no es tan débil, debe de haber escapado…..si, tal vez aún siga en el coleg….. –

• - ¡LOS ENCONTRARÉ, BASURAAAAAS! –

El grito siguió de varios disparos, lo que llamó la atención del afligido asesino:

• - ¡NO SE ESCAPARÁN, MIERDAS, NO LO HARÁN! –

El que estaba en grave peligro podía ser el que el individuo buscaba, por eso se dirigió a donde la acción. Al llegar a las afueras de la biblioteca de la escuela, se encontró nuevamente con el tipo que cargaba el fusil anteriormente:

• - Oye tú, el del arma. ¿Qué rayos sucede? –

• - ¿Eh?. Oh, eres el de antes. Bueno, un trío de insectos se intentan esconder –

• - ¿Son estudiantes? –

• - No lo creo. Cuando comencé a perseguirlos, estaban fuera de acá. –

• - Entiendo. No te molesto más, sigue con tu búsqueda –

• - Gracias hermano criminal –

Entre esas personas no estaba al que tantas ansias le daban ver. Tendría que revisar cada rincón uno por uno, sin perder esperanzas. Se preparó para cumplir lo que se propuso, cuando una gran explosión es escuchada:

• - ¿Qué rayos?.....podría ser….. –

La detonación vino del edificio siguiente a la biblioteca y cafetería, el destinado a los clubes. No tardó en aproximarse al lugar, donde otro terrorista yacía tendido a las afueras de la entrada. Este no poseía casco, y respiraba agitadamente:

• - Tipo sin casco. ¿Qué ocurre dentro? –

• - Un duelo de lo más interesante, kia, kia, kia. Hasta que ese Ambrosio decidió usar sus granadas –

• - ¿Hay estudiantes en el interior? –

• - Por supuesto que los hay. ¿Quién crees que lucha contra Ambrosio? –

Al escuchar esto, el hombre de traje corrió inmediatamente a ver lo sucedido. Al avanzar por los pasillos, llegó al punto donde ocurría el duelo. Uno de los suyos estaba con una granada en la mano parado al frente de un chico hincado. Este muchacho sangraba bastante de un tajo que iba desde el centro de la frente al lóbulo de la oreja derecha:

• - ¿Venganza decías?. Antes de pronunciar tan fuerte palabra, asegúrate de no ser ni un debilucho ni un confianzudo –

• - ¡Hijo de puta! –

• - Mala respuesta –

Ambrosio se preparó para activar la granada y terminar con todo el embrollo. Los escombros de la explosión, y los cuchillos, adornaban todo el ambiente. Pronto un nuevo estallido se produciría.

En la galería “San Martín”, Víctor seguía recorriendo los interminables caminos de la ventilación en busca de una forma segura de salir. A pesar de poder visualizar a unos pocos asesinos, no se atrevía a escabullirse:

• (Tal vez lo mejor sería esperar en estos espacios hasta que toda la parafernalia del juego se detenga. Pensándolo bien, no hay manera de que me lastimen en este escondite)

El conserje comenzó a sonreír de su situación, pero lamentablemente su felicidad no duró mucho:

• - ¡SÉ QUE ESTÁS AHÍ HOMBRE ESCONDIDIZO. NO PIENSES QUE ESCAPARÁS DE NOSOTROS –

El grito lo sorprendió un poco. Sin embargo, Víctor se mantuvo firme a su pensamiento de que por más que chillara, no serían capaz de encontrarlo:

• - ¡SÉ QUE PIENSAS QUE NO PODREMOS HALLARTE. SIN DUDA ES UN LABERINTO. POR ESO TRABAJAREMOS EN EQUIPO PARA ASESINARTE –

• - (¿Equipo? ¿Planean todos gritarme? Ekekeke) –

• - ¡ENVIÉ A LA MAYORIA DE LOS NUESTROS A LA MISMA VENTILACIÓN. NO TARDARÁN EN AVERIGUAR TU POSICIÓN. NADIE SALE VIVO DE UN ENFRENTAMIENTO CONTRA EL GRUPO CONDOR! –

• - (¿Qué?......pero sus trajes eran muy anchos para poder caber en el ducto...¿eh?) –

Un sonido proveniente de una de las esquinas cerca de Víctor llamó su atención. De pronto una mascara se asomó lentamente, fijando su mirada en el conserje:

• - Te encontré cucaracha –

Era uno de los terroristas, que con un gran esfuerzo, era capaz de avanzar por los delgados caminos. Esta visita tomó por sorpresa al pasajero, quien sabía que si no huía rápido, recibiría un disparo directo:

• (No puede ser. No puede ser. Voy a morir. No quiero dolor. Escapar. Vamos Víctor, tu vida está en juego)

Estas frases cortas eran repetidas en la mente del conserje a medida que gateaba, alejándose de su verdugo, el cual no podía usar su arma correctamente debido a lo apretado que se encontraba. A pesar de que parecían invencibles, Víctor se percató de que la gran lentitud de los villanos podría salvarle el pellejo.

En la galería de restaurantes, Arturo y Vicente se hallaban cerca de la puerta principal, por donde se podía llegar al autobús ciento catorce con sólo correr unos pocos metros. El desolado edificio y la cantidad de cuerpos tirados le daba un aspecto más que espeluznante a lo que una vez fue un lugar para alimentarse en familia o con amigos:

• - Esto, Vicente……¿estás seguro de que es lo mejor? –

• - Arturo, si no escapamos de la plaza, muy pronto nos uniremos a los del piso. Si esto no es lo mejor, no nos queda salvación –

El chico lo dijo de una forma tan convincente, que hizo que su amigo se diera cuenta de lo necesario que era el intentar con la única vía posible de escape:

• - Comprendo. Llegaremos a esa maquina sanos y salvos –

Ya con la disposición, ambos muchachos observaron muy bien si se veía a seres con traje por los alrededores através de las múltiples ventanas de la galería. Los que lograron identificar se hallaban a una distancia segura, lo que dio luz verde para su misión. Ambos abrieron la puerta de la entrada y corrieron al autobús de la forma más silenciosa posible. Como la entrada de este yacía abierta, los chicos entraron rápidamente. Para su suerte, la llave del medio de transporte seguía puesta. Ya estaban con medio pie afuera del peligroso campo de batalla:

• - Oigan ustedes, ni se les ocurra prender a mi querida Chely –

Al darse vuelta, el maceteado chofer, cubierto de sangre, los miraba atentamente. Si no fuera porque Vicente le tapó la boca a su amigo, Arturo hubiera liberado un gran chillido de temor:

• - No se preocupen, no soy un zombi, crios. Ahora agáchense y escúchenme bien –

Dicho esto, los dos amigos se hincaron, seguidos del chofer, para luego acercarse y hablar:

• - Con sólo encender el motor, los terroristas se darán cuenta de nuestra presencia. Es una llamada a la muerte. Si queremos usar a Chely, tendremos que esperar a que otro sonido encubra el nuestro. Deben entender que para dar vuelta esto se requiere tiempo. La reversa únicamente nos volvería unas liebres tortugas. Ahora, deben hacer como yo y bañarse en la sangre de los muertos. Nos ayudará a burlar a los constantes terroristas, y podremos esperar la oportunidad que estamos esperando –

Ambos estaban muy de acuerdo con lo explicado por el conductor referente a no encender el autobús. Sin embargo, al escuchar lo de bañarse en sangre, les produjo unas ganas de vomitar increíbles, negando el consejo:

• - Si quieren seguir viviendo, chavales, háganme caso y mánchense. No quiero esperar a que apare….. –

Repentinamente unos pasos son escuchados cerca de ellos. El chofer no tardó en volver a hacerse el muerto, en cambio los otros dos, se quedaron paralizados al no saber como esconderse. Cada vez se aproximaba más y más hasta que entró al autobús. Para su sorpresa, se trataba del pasajero con el bolso del computador portátil:

• - Parece que no soy el único que pensó en usar este cacharro para escapar –

Lo dijo con una expresión de indeferencia, mirando a los asustados chicos. El conductor no se mantuvo ni un rato actuando, y encaró al nuevo visitante:

• - ¡No llames cacharro a mi Chely, hombre computadora! –

• - ¿Hombre computadora?. Muy original de tu parte simio al volante –

• - ¡¿QUÉ?! ¡Ya verás! –

Vicente agarró firmemente al chofer para que no lastimara al pasajero problemático, el cual se sentó en el piso del fondo del autobús, y encendió su ordenador. Un nuevo y curioso grupo se había formado.

Scarlet intentaba detener a Ángel de que se enfrentara a Ambrosio, pero este estaba segado por la venganza:

• - Lobin, no lo hagas, sólo morirás…….no, no me escucha. Orynko, ayúdame a pararlo –

• - Si no me equivoco, esos trajes tienen un botón arriba de la mascara. Si logras presionarlos, esta se abrirá, y tendrás oportunidad de dañarlo –

Esta información dada por la transferida activo el coraje de Ángel, dándole un empujón a su enfrentamiento. Orynko observaba con una sonrisa resplandeciente como el chico se alejaba de ellas:

• - ¿Pero que? tenemos que ir detrás de él. Sígueme Oryn…. –

Scarlet fue jalada bruscamente y arrinconada a una de las paredes del pasillo. Orynko le apretaba fuertemente el cuello para que esta no se moviera:

• - …..qué…..ha-haces…..Ory…… -

• - Silencio mujer suicida –

• - …..es-estás……loca…. –

La última frase de Scarlet provocó que la sonrisa brillante de su agresora se desvaneciera, transformándose en una sonrisa desquiciada y vacía. Orynko sacó un cuchillo de su manga derecha y lo clavó ferozmente en la muralla del lado de la mejilla derecha de la chica vendada. Luego, acercó su rostro a unos pocos centímetros y lamió la sangre que brotaba del pequeño tajo provocado por la imprudente acción. Al terminar, le susurró al oído:

• - Eres una mujer infeliz y desgraciada. Tu sola presencia ya no me hace feliz. Sabes, te voy a dar el gusto. Te enviaré a la otra vida –

Exclamado aquello, la transferida levantó a Scarlet de la garganta y la llevó a otro pasillo.

Ambrosio seguía caminando en dirección a los bulliciosos criminales, cuando ve algo curioso en la pared. Un individuo con traje se encontraba en medio del muro, a unos pocos centímetros por encima del piso. Una gran cantidad de cuchillos rodeaban toda la silueta del hombre, dándole esta elevación. Cada daga se había clavado de tal manera que tocaba el traje, pero no lo traspasaba. Todos los puñales se incrustaron en el cemento, llevándose con ello la porción del traje con la cual tuvieron contacto, y esto llevó a que aquel criminal no pudiera moverse, ni liberarse:

• - ….me la pagará…maldita niña….¿eh?......¿Ambrosio? –

• - … ¿Roger? –

• - Que suerte la mía. Me alegra verte. Ven a ayudarme. Saca los cuchillos –

El fanático de los explosivos no dudó en ayudar a su conocido, liberándolo de su prisión de filos. El suelo quedó repleto de las armas blancas:

• - Gracias Ambrosio, en verdad, kia, kia, kia…..¿Me puedes prestar una de tus armas? –

• - ¿No crees que primero deberías contarme que te sucedió? –

• - Primero pásame alguna arma, luego te cuento, y finalmente atendemos a nuestra visita –

• - ¿Visita? –

Al darse vuelta, Ambrosio divisó como un chico se acercaba rápidamente hacia él. El francotirador reaccionó inmediatamente, intentando golpear a Ángel, pero este lo esquivó fácilmente, dándole un toque al botón de arriba de su mascara. Un sonido de mecanismo abriéndose es escuchado, seguido del casco volando por los aires. Roger quedó anonadado:

• - Entonces es verdad lo que dijo esa extranjera, jejeje…..¡¿QUIÉN DE USTEDES ES EL HIJO DE PUTA QUE DESTRUYÓ EL EDIFICIO?! –

• - ……muy interesante chico. Yo soy ese hijo de puta –

Ángel miró detenidamente al responsable de esas palabras. Ese corto silencio parecía eterno por la gran tensión del ambiente:

• - Ya veo, ya veo. Los alumnos fallecidos, la chica atrapada en el salón de audio, y la pareja del derrumbe. Todos te quieren directo en el infierno –

El desesperado y abatido muchacho corrió hacia el terrorista sin ningún temor. En su mente recordaba lo que había visto antes del derrumbe:

• - Lo siento lobin, por mi culpa puede que vayamos a morir -

• - No te disculpes. Seguramente alcanzaremos…¿Eh?, que rayos…-

En frente de ellos, una pareja intentaba encontrar una vía de escape del edificio. Se tomaban de las manos fuertemente, creando un gran vinculo entre ellos. Al ver a Scarlet y Ángel, les indicaron que los siguieran, a lo que acataron. Los cuatro entraron en una de las salas de la primera planta con intenciones de escabullirse por las ventanas. Al darse cuenta del plan, Ángel le exclamó el error de esto:

• - No podemos salir al exterior. Seremos presas fáciles para el francotirador. La mejor manera de salvarnos es llegando al sótano –

• - ¿El sótano? –

• - Si. Un camino secreto nos llevará a los gimnasios, pero el pasillo está bloqueado, necesitamos encontrar otra forma de ir –

• - No se preocupen, yo sé otra manera de llegar. Síganme –

Esto fue dicho por la chica de la pareja, quien comenzó a correr, siempre sosteniendo la mano del chico. De pronto, el techo del salón se abre abruptamente, cayendo escombros bastante grandes en plena salida. La desgracia ocurrió. Uno de estos había alcanzado a la muchacha, aplastándola de la cintura hacia abajo. Ya no tenían salvación, y tampoco escapatoria. Sólo quedaba esperar tener el mismo destino que la mujer de la pareja, o ser asesinados por el tirador a distancia. En ese momento se escuchan fuertes crujidos, dando la señal de la inminente caída:

• - Ustedes deben usar la ventana para salir. Puede que el humo provocado cuando el edificio caiga, les evite ser blancos del asesino –

• - ¿Ustedes? –

• - Si. No dejaré a mi amor sola. No soltaré su mano. Juntos nos iremos a la otra vida, donde seguiremos amándonos aún más –

Al escuchar esto, la chica atrapada comenzó a llorar, intentando convencer a su amado de que escapara, sin lograrlo. Poseían un vínculo tan fuerte, que ni la muerte lograría separarlos. Al final apostaron todo al humo que sería levantado, el cual fue muy efectivo, dándoles tiempo de llegar a la enfermería del colegio. Esa fuerte escena de los enamorados había llegado profundamente a la mente del solitario muchacho, induciendo en una sed de venganza contra el culpable, quien se encontraba parado al frente de él:

• - ¡VENGARÉ SUS ALMAAAAS! –

El villano lanzó un puñetazo que fue fácilmente esquivado por el ágil Ángel. Esto hizo que se posicionara a las espaldas de su enemigo. El lobo dio un gran brincó e intentó pulsar el interruptor, pero Ambrosio se dio vuelta velozmente, agarrando al chico en el aire, y lanzándolo al suelo bruscamente. Luego de esto, el maleante sacó una granada:

• - Eres muy rápido chaval, mucho. También es cierto que la única arma de corto alcance que poseía ya no tiene munición….los siento Roger. Esto sólo nos da esta respuesta, una granada de diez segundos. Está modificada por mi. Es bastante poderosa……la pregunta es, ¿Serás capaz de quitarme la mascara antes de que explote?. Averigüémoslo –

Roger, al no tener ya la protección de su rostro, huyó despavorido del lugar. Ángel se levantó y no tardó en volver a su ataque. Ambrosio le quitó el seguro a la granada y se preparó para defenderse. El chico evadió un par de patadas del villano, golpeándolo en su pierna de soporte, tumbándolo. Con su mano libre, Ambrosio tomó uno de los cuchillos abandonados y lo agitó contra Ángel, quien reaccionó fugazmente, pateándole la mano, obligándolo a soltar el arma. Seguido de eso, le apretó el botón de la mascara, provocando su expulsión. Ambrosio rodó y se puso de pie, evitando que el raudo chiquillo terminara con él. Al no tener su defensa, el maleante le tiró la granada para no salir lastimado por la explosión. Ángel agarró el proyectil en pleno vuelo y se dispuso a lanzarlo contra el terrorista, el que intentaba escapar. Justo en el momento que la iba a arrojar, un cuchillo es disparado a su cabeza, proveniente de la dirección de Ambrosio. Ángel no pudo esquivarlo completamente, haciéndose una gran herida en la cara. Y eso no era todo, sino que afectó el lanzamiento del chico, dejando la granada en el centro de ambos duelistas. La explosión fue inminente. Muchos escombros y cuchillos salieron dispersados, un hueco hacia el segundo piso se formó, y las paredes se derrumbaron, dejando ver las salas a sus lados. Una gran cortina de humo se levantó, cubriendo el corredor. Ángel se mantenía en el piso apretándose la herida del rostro y observando el desastre provocado:

• - Creo que he ganado, Fi, fi, fi –

Una silueta en medio del humo se acercaba a Ángel. Era Ambrosio, y se había vuelto a colocar el protector:

• - Por un momento pensé que me ibas a matar, fi, fi, fi. Bueno, ya hemos terminado –

El hombre de traje saca una nueva granada, mostrándosela a su vencido rival. Ángel intenta volver a levantarse:

• - En este caso es una granada normal de cinco segundos, pero es suficiente, fia, fia, fia –

• - ¡Mierda! Ni para una mísera venganza sirvo –

• - ¿Venganza decías?. Antes de pronunciar tan fuerte palabra, asegúrate de no ser ni un debilucho ni un confianzudo –

• - ¡Hijo de puta! –

• - Mala respuesta –

Ambrosio le quita el seguro y se la intenta arrojar al chico, pero unos disparos de metralleta le dan en la mano, dejándola caer a sus espaldas. Rápidamente un terrorista corre desde detrás de Ángel y golpea al fan de las bombas. Los dos asesinos comienzan a forcejear. El nuevo proyectil no demoró en explotar muy cerca de los individuos con traje, sin hacerles daño alguno. Sin embargo esto provocó que las granadas de Ambrosio se desparramaran por todo el lugar. Ángel reaccionó al fuerte sonido, sacándolo del shock de la extraña pelea de asesinos:

• (¿Qué estoy haciendo?. Me dejé llevar tan fácil por mi rencor, que abandoné a Scarlet y a Orynko. Perdí de vista nuestra mayor prioridad, la de salir vivo del colegio….soy un estúpido de mierda)

Ángel se había dado cuenta de que lo que verdaderamente tenía que hacer. Sin perder más tiempo, se levantó para irse, sin antes agarrar una de las granadas soltadas por Ambrosio, y guardarla para futuros problema.
El chico recorrió todo el pasillo central sin ver señas de su compañera. Tal vez se había escondido en alguna sala pensó. Esto hizo que empezara a revisar todo los lugares lejos de la batalla entre terroristas. Al dar vuelta en uno de los muchos pasillos, divisó a alguien sentado en el suelo, y apoyado contra la pared. Al acercarse, quedó completamente perturbado por la escena. Tres cuchillos atravesaban cada extremidad de la chica, la que se encontraba inconciente. Ángel no aguantó ver eso y la cargó para llevarla a la enfermería. Tenía que curarla y curarse él mismo del tajo provocado por el misterioso cuchillo. Unos ojos, sin parpadear para nada, no perdían de vista a los lamentables heridos.