SAKURA NO HA 桜の葉 SEXTO EPISODIO

CAPÍTULO 6:

"DE COMPRAS POR LA CIUDAD"


Guardó el papel y siguió caminando con las manos en los bolsillos. Esa tarde había bastante gente en la zona comercial de la ciudad. Observó delante de una tienda a un niño aferrado a las faldas de su madre, pidiéndole que le comprara uno de los vistosos chocolate que se exhibía en los estantes. "¡Cómpramelo! ¡Cómpramelo!", repetía insistentemente. Sonriendo recordó su infancia, cuando una tarde también le suplicó a su madre que le comprara dulces. De repente, se detuvo en medio de sus recuerdos. Vió a Suzume pensativa frente a la puerta de una tienda, mirando una lista de compras que traía en las manos.

-¿Qué haces, mala amiga? ¿Entrarás o te quedarás ahí parada?

-¿Katsumi-kun, eres tú? -giró con curiosidad la cabeza- ¡Katsumi-kun! ¡Qué bueno que estás aquí! -se alegró al verlo, levantando los brazos. -Así podrás ayudarme con las compras que mamá me encargó. Pero no me digas esas cosas -encogiéndose de hombros.

-Si crees que te ayudaré después de que me dejaste solo limpiando el salón, cuando me castigaron po tu culpa, chica ruidosa, estás loca -haciéndose el ofendido.

-Es que... Es que estaba ansiosa para ir a la nueva heladería que abrieron por aquí hace poco. Dicen que hay nuevos sabores que aún no he probado -poniendo cara de preocupación.

-Eres de lo peor. Sigues comportándote como una niña -mirándola serio.

-¡Uhaa! -con su voz de cachorro, y secando sus imaginarias lágrimas con los puños.

-No lograrás conmoverme, pero si no te acompaño, seguro te terminarás perdiendo.

-¡Sí! ¡Gracias, Katsumi-kun! -se lanzó alegre sobre él y lo abrazó. Apoyó su pequeña cabeza contra el pecho. Él intentaba apartarla.

-¡Hey! ¡Suéltame! ¿Qué haces?

-Si me acompañas -separándose, -te recompensaré, como lo he prometido -con las manos en la espalda le mostró una sonrisa, como una niña cuando espera que le den su tan ansiado caramelo. No podía negarle nada a esa torpe chica.

-Está bien, está bien -resignado, -vamos.

Siguieron juntos por la vereda, entre la gente. Entraron a un minimercado y compraron los víveres. Suzume le decía emocionada a Katsumi que estaba aprendiendo a cocinar con su mamá, y que algún día lo sorprendería con un plato especial. "No, gracias. No quiero morir joven", contestó burlándose mientras Suzume se ponía roja e inflaba sus cachetes. Como estaban cerca de pagar en la caja, no se atrevió a golpearlo delante del guardia que vigilaba en la puerta.

Pasaron junto a una tienda de ropa en cuya vitrina había un precioso vestido de seda rosa con amplios volados y encajes en el escote, en el cual lucían dos pequeñas rosas blancas.

-¡Qué lindo vestido de fiesta! ¡Ay, si pudiera comprármelo! Pero cuesta mucho dinero... ¡uhaa! -decepcionada.

-¿Tú en un vestido como éste? -negaba moviendo la cabeza, mirándola de arriba abajo.

-¡Uhaa! ¿Por qué eres tan malo conmigo? -se tapó la cara con las manos y le dió la espalda. -Nunca digas esas cosas a una chica. Eres un insensible, Katsumi-kun -su voz era diferente; se oía triste, como si se estuviera conteniendo de llorar.

Se hizo un silencio en el que no supo qué decir. Miró la bolsa con la compra que colgaba de su mano. Eran los sollozos de una mujer lo que oía tras el fondo de las bocinas y las charlas de la gente que pasaba. No se imaginaba que sus palabras podrían haberle afectado tanto. Después de todo, siempre se habían tratado de ese modo y era divertido. Siempre creyó que nada cambiaría entre ellos. Sin darse cuenta, la había lastimado.

Puso la mano sobre su hombro, y con voz calmada y profunda, le dijo al oído: "Lo siento... Perdóname, por favor. Soy un idiota, ¿verdad?" Suzume se dió vuelta con lágrimas en los ojos y comenzó a dejar caer sus pequeños puños sobre el pecho de Katsumi.

-Baka, baka, baka, baka, baka, baka... -repetía en cada golpe con una voz tierna, escondiendo el rostro.

-Quisiera usarlo para el próximo festival de la primavera -dijo secándose las lágrimas de los ojos, y volvió a sonreír.



-Katsumi-kun -él la miró. -Dije que iba a recompensarte. Por eso, te invito a comer un helado. Vamos -lo agarró de la mano y tiraba de él.

-Supongo que no me lo merezco -agachando la cabeza.

-No seas tonto, yo siempre cumplo lo que prometo. Ven, vamos.

Del otro lado del mostrador, un señor los saludó amistosamente.

-¿Qué quieren pedir los novios?

-¿Eh? ¿Novios? -se miraron y dijeron al unísono.

-No,no, jeje. Se equivoca, señor -contestó azorada Suzume negando con ambas manos y sonriendo nerviosamente. -Sólo queremos pedir dos helados grandes.

-¿De qué sabor, señorita? -preguntó el hombre.

-¿De dónde has sacado el dinero? -la miró Katsumi desconfiado. ¿No estarás gastando el dinero que te dió tu madre?

-No, estos son mis ahorros. Los traje porque sabía que los usaría para algo especial. Siéntate en la mesa junto a la ventana, yo misma los llevaré.

Desde la mesa la observaba pagándole al hombre, tomando los helados y dándole las gracias con una sonrisa. Fué a sentarse frente a él y le dió el helado.

-¿Cómo sabías que este es mi sabor favorito?

-Se muchas cosas sobre tí, ¿no crees?

Ambos se pusieron a comer, pero mientras Suzume hablaba, Katsumi vió como el helado se le derretía y chorreaba entre los dedos. Al darse cuenta, Suzume empezó a lamerlo en el costado, mientras algunos clientes la observaban.

-¿Qué haces? Nos estás avergonzando. Será mejor que te ayude a terminarlo, igual que cuando éramos niños. -pasó el dedo y tomó un poco de su helado.

Suzume apartó bruscamente su helado y empezó a hacer un berrinche.

-¿Ves? Aún no has dejado de ser una niña.

-Pero ya soy toda una mujer, como puedes ver -se paró sacando pecho, haciendo pose.

-Jajajaja, no me hagas reír.

Sus carcajadas se oyeron en todo el negocio y los clientes se volvieron para mirarlos. Suzume estaba roja como un tomate.

-Siéntate y termina tu helado antes que se derrita.

Obedientemente, se sentó mirando disimuladamente a todos lados.

Caminaron juntos de regreso a casa de Suzume. Ya era tarde. Después de un silencio, Suzume lo miró queriéndole preguntar algo.
-¿Hoy estuviste con esa chica? -volvió a mirar el suelo, algo avergonzada de haber preguntado.

-¿Eh? ¿A quién te refieres?

-La ví quedarse después de clases, cuando me fuí, y subió hasta el salón.

Katsumi se dió cuenta que hablaba de Asami.

-En el camino... quise volver, pero... pensé que estarías con ella y... entonces te dejé la nota en el casillero -estaba roja y miraba el suelo. Él no comprendía su reacción.

-Sí, hablamos un poco. Empezaré a enseñarle a tocar. -se limitó a decir. Suzume abrió los ojos y después de un momento le dijo: "Me divierto mucho contigo y nos conocemos hace mucho. No quiero que ninguna chica te lastime". Al decirlo, se detuvo y quedó en silencio. Lo miró con una dolorosa sonrisa que en ese momentó él no comprendió. "Adiós", dijo, y corrió hasta la puerta.





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*-*, parece un triangulo amoroso( es una lastima q siempre uno salga lastimado, no se puede tenerlo todo en la vida :S) me encanto este capitulo, seguiré leyendo haber como se desarrolla la historia =)

Gracias, Chofi, eres la primera que comenta el capítulo; pensé que nadie lo haría. Igual estoy decidido a terminarla antes de comenzar otra.

*O* Me encantó este capitulo, siendo chica, es obvio que ella sufre porque le gusta el, y por cosas del destino.. es algo que suele pasar, y que a mi tambien me pasó, y duele mucho. La verdad es que me siegue encantando tu forma de expresarte, y como describes cada escena, no he podido evitar sonreir al ir imaginandome las acciones d ela chica, y sin darme cuenta, me he introducido en la historia. Sigue asi, no tienes nada que envidiar a las otras personas.

como siempre tu historia me atrapa y no me deja apartar los ojos me gusta la capacidad ke tienes de sacar las distintas partes de la personalidad de cada personaje realmente creo ke tienes talento

Me gusta hasta ahora pero cuando llegue el final creo que llorare jjeje no me gustan los triangulos amorosos sorry